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Una intervención por violencia de género en Puente Ladrillo. ARCHIVO
Violento episodio en Puente Ladrillo: «Me dio un tortazo con la niña en brazos y, cuando la protegí, me empotró contra la pared»

Violento episodio en Puente Ladrillo: «Me dio un tortazo con la niña en brazos y, cuando la protegí, me empotró contra la pared»

La fiscal pide cárcel para el acusado por agredir a su ex en presencia del bebé de ambos. El acusado, que padece un trastorno mental, ha asegurado a la juez que discutió con ella porque llevó a la menor a la piscina con 35 grados y recién salida de la incubadora, pero solo rompió la mesa «por los nervios»

M. C.

SALAMANCA

Jueves, 9 de mayo 2024, 12:54

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Un salmantino se enfrenta a penas de hasta un año de prisión que le pide la acusación particular por un violento episodio ocurrido en el mes de junio del pasado año cuando discutió con su expareja en presencia del bebé de ambos y, según mantiene ella, le propinó un tortazo cuando tenía a la niña en brazos y, tras poner a la pequeña a salvo, la agarró por el cuello y la empotró contra la pared. El Juzgado de lo Penal número Dos de Salamanca ha dejado visto para sentencia la causa en la mañana de este jueves.

Los hechos se remontan al 24 de junio de 2023, cuando el acusado, F.R.A., acudió a casa de su expareja, en el barrio de Puente Ladrillo, donde se inició una discusión, según sus declaraciones, porque ella había bajado a la niña a la piscina «con 35 grados de temperatura» a pesar de que hacía pocos días que había salido de la incubadora. El acusado ha negado ante la juez haberla agredida, aunque sí ha reconocido que golpeó una mesa y la rompió a causa de «los nervios».

Por su parte, la denunciante ha mantenido las acusaciones contra él, asegurando que ese día ella lo llamó para que fuera a su casa «y ahí se lió todo», ha dicho. En un momento le dio «un tortazo» mientras tenía a la niña en brazos. Tras dejarla a un lado para protegerla, él siguió agrediéndola: «Me agarró por el cuello y me empotró contra la pared». Acto seguido ella llamó a sus padres y a la Policía que acudieron al domicilio.

Tanto el padre como la madre de ella corroboraron su versión, aunque no fueron testigos presenciales de la agresión, pero sí dijeron haberla encontrado llorando junto a la niña cuando llegaron a la vivienda, donde estaba la mesa y las gafas de ella rotas. «Nos llamó pidiendo socorro porque le había pegado, fuimos a su casa y estaba llorando con la niña abrazada», ha manifestado su padre, que ha asegurado que si no denunciaron ese mismo día fue porque el padre de ellas «le spidió de rorillas que no la denunciaran porque lo metían preso (por su hijo)».

«La propia policía vio que ella tenía una mano marcada en la cara y la niña un roce del golpe que él le dio hasta que la protegió, según nos ha contado ella», declaró por su parte la madre que señaló que cuando llegaron a la casa se encontraron con la misma escena, con la mujer llorando con la niña en brazos, y que el padre de él les «rogó» que no lo denunciaran.

Por su parte, el padre del acusado se ha acogido a su derecho a no declarar, mientras que los agentes han señalado que cuando acudieron al domicilio, el día de los hechos, les recibió la mujer que les dijo que su pareja la había agredido y que tenía la mejilla «un poco enrojecida». A preguntas de la defensa, uno de ellos ha señalado asimismo que tras la presentación de la denuncia, ella solicitó medidas cautelares y también una orden de protección, lo trasladaron al Juzgado de Instrucción número Tres (especializado en violencia de género) que desestimó tales medidas.

Por último, la forense señaló que el acusado está en seguimiento por el equipo de salud mental desde hace años, con psiquiatra y psicólogo, porque presenta inteligencia límite y trastorno de control de impulsos. Como consecuencia de esta patología «no anticipa las consecuencias» por lo que puede resultar normal una situación como la descrita.

En sus informes finales, la fiscal ha mantenido la acusación por un delito de malos tratos por el que pide para el acusado una pena de 9 meses y un día de prisión, además de 2 años sin armas y 2 años y 6 meses de alejamiento e incomunicación. Señala que la denunciante ha mantenido la versión, corroborada por los testimonios de sus padres que, aunque deben ser valorados parcialmente, no se pueden dejar de lado. Ha estimado eso sí la situación de salud mental de F.R.A. como circunstancia atenuante.

La acusación particular eleva su solicitud de pena a un año de prisión y la defensa mantiene su petición de absolución, al entender que ha quedado acreditado que hubo «una situación de tensión», pero ha manifestado en su favor que por parte de la víctima no se quiere reconocer su paternidad y se le niega cualquier interacción con la niña, «hay un móvil claro para evitar que el padre visite a la niña», ha dicho, incidiendo en los tres puntos que se juntan el caso de su cliente y que, tal y como manifestó la forense, «pueden anular su capacidad volitiva»: inteligencia límite, falta de control de impulsos y el detonante.

012: Teléfono de Atención a la Mujer Castilla y León

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