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Víctor Reyes, en los cines Van Dyck. MANUEL LAYA
Víctor Reyes, compositor salmantino: “De niño me interesaba el piano y la música; no se me daba bien el fútbol”

Víctor Reyes, compositor salmantino: “De niño me interesaba el piano y la música; no se me daba bien el fútbol”

“Los actores de “El amor en su lugar” son portentosos y se ve que cantan en directo” | “Desde pequeño soy fan de los musicales y las bandas sonoras”

Sábado, 25 de diciembre 2021, 11:40

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Víctor Reyes firma la música de “El amor en su lugar”, película de Rodrigo Cortés que está en cartelera.

–“El amor en su lugar” está basada en la historia real de la puesta en escena de una comedia musical en el gueto de Varsovia en 1942. Se conservaba la letra de las canciones, pero no las melodías.

–Rodrigo Cortés y David Safier tenían la idea de crear un argumento dentro de la obra de teatro, que es básicamente la película. Se habían conservado las letras de la obra original en polaco de Jerzy Jurandot, que se representó durante casi cuatro meses en el gueto de Varsovia en 1942. No se conservaba ninguna grabación ni ninguna partitura. Por eso se hizo una labor de investigación, de bucear en cómo sonaba la música teatral de la época. Algunas melodías tenían su dificultad porque había canciones en yidis. Yo he tratado de hacer algo variado y divertido: que una pieza fuera un tango, otra un foxtrot... y que encajara con lo que en la obra está sucediendo.

–La música es toda original.

–También quisimos crear una canción, con letra de Rodrigo Cortés, “Without you”, en una escena romántica en la que están con el biombo. Y además está el score o la banda sonora de la película, que tiene una coexisitencia muy cruda con las cancioncitas y refleja la parquedad de la vida en el gueto. Huyendo de artificios grabamos el score con un pequeño conjunto instrumental en Londres.

–Los actores cantan en directo, no hay play back.

–Desde que soy pequeño, yo soy muy fan de los musicales. De niño veía “El violinista en el tejado”, “Jesucristo Superstar”... y la música se pregrababa en un estudio y ellos, con unos pinganillos, simulaban que cantaban. Los musicales se han hecho así hasta “La La Land”. Y Rodrigo Cortés dijo que si los actores de “El amor en su lugar” cantaban en directo iba a beneficiar a cómo interpretan sus papeles porque están hablando fuera del escenario y, de repente, entran en escena y se ponen a cantar. Acaban de cantar y siguen hablando... Y en la peli se ve que es verdad que están cantando: ellos tenían unos pinganillos donde oían el play back mío, pero sin voz. Han hecho un trabajo impresionante: no hemos aplicado ningún elemento tecnológico que permita afinar sus voces. Hicimos muchos ensayos antes de grabar: yo estuve en Barcelona con ellos para ver las tonalidades y fue genial. Los actores son portentosos. Y la dirección de Rodrigo Cortés, para mí, es la mejor del año del mundo.

–Se entienden muy bien trabajando.

–Cuando nos juntamos, llegamos a sitios donde no habíamos llegado, vamos un paso más allá, planteamos soluciones estilísticas diferentes porque hay dos opiniones en vez de una. Y Rodrigo Cortés tiene una manera de trabajar muy punzante, que te exige mucho, te absorbe y te estimula a hacer cosas. Yo lo veo: afronto de otra manera el resto de mis trabajos, que no es mejor ni peor, sino distinta.

–Se conocieron en Madrid. Y descubrieron que habían vivido en el mismo edificio de Salamanca.

–A Rodrigo le conocí en 2007 con “Concursante”, su primera película. Me llamó para hacer la música y en los primeros días que vino al estudio, al salir a comer descubrimos que habíamos vivido en la calle San Justo. Rodrigo vivió en el piso de arriba: tiene 11 años menos que yo y era uno de los niños del tercer piso. Es una casualidad más que cósmica. Y nos unen muchas cosas de tipo emocional: haber vivido en Salamanca y en los mismos entornos.

–De niño, a Víctor Reyes le gustaba más tocar el piano que jugar al fútbol.

–No se me daba muy bien el fútbol. Sí jugaban muy bien, en la plazuela de San Justo, mis hermanos “Mato” y Boni. Y mi padre fue futbolista de joven. Pero yo estaba en otra onda, y me interesaba el piano, la música, el cine, las bandas sonoras...

–¿De dónde le viene esa vocación desde tan niño?

–Con seis años la madre Rosario, de las Siervas de San José, donde mi tío Antonio daba clase e iban mis hermanas, dijo: “Este niño tiene muy buen oído” y me puso a estudiar música desde muy joven. Y, por alguna razón, me interesaban los discos que tenía mi padre de las bandas sonoras de las películas. Tengo el vinilo original de “West Side Story”, de 1961. Ya de niño me interesaba mucho que existiera gente que hacía música expresamente para las películas. Y he terminado haciendo ese trabajo.

–Fue arreglista de Julio Iglesias, Plácido Domingo, Ricky Martin, Montserrat Caballé, Mecano, la Década y Cómplices.

–Con 25 años me vine a Madrid y enseguida empecé a trabajar con grupos como Mecano en los 90. Ahí es cuando aprendes un montón: cuando tienes que hacer arreglos orquestales para acompañar una manera de cantar y de ser. Cada artista es distinto y tú te tienes que buscar la vida para que cada disco suene distinto. Y siempre tuve la perspectiva futura de saltar al cine, que exige una serie de cosas que poco a poco se han ido dando. En la actualidad, conservo una relación estrecha con José María Cano. Y también mantengo contacto con gente con la que he trabajado.

–¿Dónde tiene el Emmy que ganó por “El infiltrado”?

–En el salón de casa, en un lugar de honor, y en el estudio, el resto de premios.

–No ha ido a Dubái, a escuchar su música en la Expo.

–Ni sé si voy a ir por la pandemia. Me da miedo meterme en un avión seis horas. Y a las 5 de la tarde hace 50 grados. Me parece lioso ir, pero tengo muchas ganas de verlo: me han mandado vídeos de la música que compuse para la Expo Universal de Dubái y todo lo que se refiere al reino de Arabia Saudí, que cuenta con el pabellón principal, más grande e innovador. Hay muchas piezas en YouTube que se pueden ver: el edificio es como el de la ONU, pero inclinado 45 grados, como si estuviera enterrado en el suelo. Si te pones debajo, es como una pantalla monstruosa gigante, como medio campo de fútbol, donde se proyecta un espectáculo audiovisual cada hora. También hay muchos vídeos que se proyectan cada cinco minutos. Y dentro del edificio hay varias salas con distintos espectáculos que explican cómo es Arabia Saudita. Son proyecciones en 3D que te rodean y envuelven.

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