El Vía Crucis vuelve a 'latir' en las calles por todos los enfermos

El reloj marcaba las 17:15 cuando, por fin, se abría la Puerta del Obispo de la Catedral Nueva. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis cruzaba el umbral con paso firme y recogido, dando inicio a la primera procesión de este Jueves Santo en Salamanca. Un momento esperado durante más de un año, cargado de emoción contenida y esperanza renovada.

Sobre las 17:00 horas, en el interior del templo, Julio López Revuelta, el pregonero, actual director de Comunicación de la Junta de Castilla y León y un hombre profundamente vinculado a la cultura salmantina y al legado de la Semana Santa, dedicaba unas palabras a la hermandad. “A lo largo de todos estos años, he podido relatar pasajes que para mí han quedado grabados en mi corazón y que he vivido junto a vosotros. Quiero dar gracias a Dios y a vuestro padre para que, un año más, podáis llevar la fe de todo un barrio. Le pido a Dios que os proteja. Gracias”, pronunciaba junto al alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, la concejala de Relaciones Institucionales, Festejos y Tradiciones, Carmen Seguín, otros representantes políticos y de la Guardia Civil de Salamanca.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis volvía a emocionar a los salmantinos con la recuperación de la Cruz pintada, un elemento simbólico de sus inicios, así como con un auge en su sección de tambores. Devotos y turistas se agolpaban a primera hora de la tarde en la Puerta del Obispo de la Catedral Nueva. El año pasado, su Hermano Mayor, Gregorio García Rivas, no pudo estrenarse en la calle debido a una climatología que hacía inviable sacar la procesión. Se justificaba así el cambio en el lugar de salida desde 2022, ya que la imposibilidad de preparar la procesión por no contar con un lugar resguardado lo hacía inviable.

Tras rezar las cinco estaciones delante de los pasos que se encontraban al ritmo de los acordes del himno de España, partía el desfile por la puerta catedralicia para satisfacción y orgullo de los cientos de personas que se acercaron a presenciar el primero de los momentos más esperados por los hermanos.

Los tambores de la propia Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis (Antonio Malmierca, 2007) encabezaban la marcha tras participar en otros desfiles de la Pasión salmantina. Desde la Catedral, el desfile enfilaba las calles del centro de la ciudad, con una emocionante parada frente a la Clerecía, repleta de personas que se agolparon para disfrutar de la procesión, siempre con las marchas de la Agrupación Musical de la Vega, que tan vinculada está a la hermandad. Miembros de la misma entregaban, por el camino, claveles del paso a los devotos.

Tras un respetuosísimo paso por las plazas y vías más concurridas de Salamanca, el desfile ponía rumbo al Hospital de la Santísima Trinidad, donde tendría lugar uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa salmantina y que tanto sentido cobra para la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis: el encuentro con los enfermos a las puertas del centro hospitalario y el rezo de las siguientes cuatro estaciones.