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La parroquia del barrio salmantino de El Zurguén se encuentra este fin de semana de aniversario. Se celebran veinticinco años de la consagración del templo y la inauguración del complejo parroquial de la Sagrada Familia, dependiente de la parroquia de la Santísima Trinidad, el pasado 28 de mayo del año 2000. Esto cobra un significado especial para los vecinos de la zona, ya que este espacio se ha consolidado durante años como lugar de encuentro para compartir la fe y crecer en comunidad.
En pleno 'boom' del barrio, y en un momento en el que se pronosticaba un crecimiento desmesurado de una 'zona nueva' de la ciudad que esperaba albergar a cerca de 15.000 habitantes, el Ayuntamiento de Salamanca cedió un terreno para la edificación del espacio religioso. Este proyecto comenzó a construirse el 27 de enero de 1999 y alberga la propia parroquia, una pequeña capilla, los salones y las viviendas parroquiales. El 7 de febrero de ese mismo año, Braulio Rodríguez Plaza -el obispo de Salamanca en ese momento-, colocó la primera piedra de la iglesia ante fieles, devotos y el presidente de la Asociación de Vecinos de El Zurguén, Valentín García. En el ejemplar de LA GACETA de este día, se detalla que junto a la piedra se colocaron los tres periódicos locales de esa fecha y el documento de bendición.
Cabe recordar que Bernardo Corral Velasco, párroco del barrio en ese momento, comenzó en 1997 la acción pastoral en unos locales de planta baja de la calle Virgen de Cueto antes de la inauguración del templo. Falleció en 2013 y fue sucedido por el padre José Vicente Gómez Gómez.
El sacerdote José Vicente Gómez es el actual párroco de la iglesia de la Sagrada Familia, en el barrio de El Zurguén. Lleva al frente de la misma los últimos once años, más de una década en la que ha observado los cambios sociales y la evolución espiritual de los residentes.
«Con este 25 aniversario, queremos también abrirnos un poco al barrio y que el barrio se abra a la parroquia», explica el párroco a este medio. Junto a ello, recuerda que la iglesia en este momento tiene el papel de ofrecer a los vecinos «un servicio del sentido o de la fe», que busca satisfacer sus necesidades espirituales. En la actualidad, plantean hacerlo desde el camino de «las experiencias vivas», ofreciendo al los propios creyentes y devotos experiencias en comunidad que giran en torno a la fe y que calan más hondo. También se han planteado reformular la catequesis o las actividades con jóvenes para encontrar un nuevo lenguaje que les pueda llevar al mensaje de Jesús. «Es una forma nueva de amar a la gente y de servir», recuerda.
Durante el fin de semana, la parroquia se ha unido a los colectivos que trabajan en la zona para celebrar este 25 aniversario. Aprovechando la ocasión, también han reivindicado que todavía quedan necesidades en el barrio. «En este espacio también se reúnen grupos de personas para hacer actividades o incluso la Asociación de Vecinos. La parroquia se convierte en la mesa común, estamos siempre abiertos al encuentro personal o comunitario», asegura.
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