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Niños de tres años recibiendo clases en el pasillo. Así es la situación de 24 alumnos de Educación Infantil del colegio público Campo Charro de Salamanca. Desde finales de noviembre, debido a las continuas goteras en su aula y el derrumbe de parte del techo, los pequeños fueron trasladados al hall del centro y ya son dos los meses que los pequeños llevan en esta anómala ubicación, una situación que denuncian padres y madres principalmente por la falta de información. “No sabemos qué va a pasar y todo apunta a que va a continuar así”, lamenta uno de los padres.
Todo comenzó, tal y como denuncian los diferentes progenitores con los que ha podido hablar este diario, con las primeras lluvias de septiembre, cuando las humedades comenzaron a adueñarse de este aula principalmente, aunque las filtraciones también han llegado en menor medida hasta otras dos. Después de que se derrumbara parte del techo, desde la dirección del centro se decidió llevar a los niños al hall del pabellón de Infantil, dado que los alumnos no podían ser llevados a otras aulas —coincidirían con otros alumnos— ni conducidos al edificio de Primaria pues, entre otras cuestiones, los aseos no están adaptados a las necesidades de estos niños de tan corta edad. “Los niños están bien, no están pasando frío ni nada, pero ni es el lugar para que estén ni tienen allí el material apropiado para las clases”, menciona uno de los padres.
Tras meses de reclamaciones, finalmente antes de Navidad los padres y madres fueron informados de que las obras de renovación del tejado, competencia de la Junta de Castilla y León, iban a comenzar durante las vacaciones navideñas. Sin embargo, los trabajos no empezaron hasta el pasado día 7 y ayer, el día que se suponía que todo volvía a la normalidad y los alumnos iban a volver a su clase, el espacio amaneció empantanado. “Esta mañana (por ayer) cuando hemos ido media clase estaba encharcada. Se ha mojado todo el material que se había recolocado dentro”, lamenta un padre.
La explicación que aporta la Junta es que los técnicos que están llevando a cabo la renovación de la tela asfáltica del tejado realizaron horas antes lo que se denomina una prueba de estanqueidad, un trabajo habitual que consiste en cubrir de agua la cubierta para comprobar las posibles pérdidas. Parte del trabajo, por el momento, no ha dado resultados y de ahí que la clase amaneciera con el suelo empapado. “Entendemos que es una prueba normal pero que la hagan cuando los niños no tengan clase al día siguiente... Imagínate que se les cae el techo por el peso, nos da miedo”, relata otro progenitor.
Así, los pequeños continúan a día de hoy recibiendo clases en el hall y la dirección del centro, con la que no ha podido contactar LA GACETA, mantuvo al mediodía de ayer una reunión con los padres y madres después de que estos pidieran explicaciones de lo ocurrido. “Nos citaron a las 14.00 horas cuando fuimos a recogerlos y nos dijeron lo que había pasado, lo de la prueba de estanqueidad, pero poco más. No sabemos hasta cuándo nuestros hijos van a seguir en esta situación”, concluye otro de los padres que espera que los alumnos puedan retomar las clases en el aula en los próximos días, cuando concluya la reparación de la fuga detectada en el día de ayer.
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