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El coronel, en la Base Aérea de Matacán. LAYA
ENTREVISTA

«Entre tractores, veía los aviones en el cielo y soñaba con pilotar uno de ellos»

El actual coronel jefe de la Base Aérea de Matacán y director del GRUEMA, Francisco Javier Mendi Pompa, se despide de esta unidad el próximo 24 de julio

María Regadera

Salamanca

Lunes, 14 de julio 2025, 06:30

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El coronel Francisco Javier Mendi Pompa, actual jefe de la Base Aérea y director del Grupo de Escuelas de Matacán, dice adiós a la que ha sido su casa durante dos años. Lo hace con la satisfacción de haber cumplido con su deber y agradecido a la vida por una oportunidad que le ha permitido madurar profesionalmente. Con humildad, recuerda al niño que fue, aquel que soñaba con sobrevolar los cielos y convertirse en la persona que es hoy.

Se cumplen dos años desde su nombramiento como jefe de la Base Aérea y director del GRUEMA, ¿cómo recuerda aquel momento en julio de 2023?

—Con cariño y cierta nostalgia, fue un momento muy importante en nuestra carrera profesional. Era consciente de la enorme responsabilidad que suponía mandar una unidad como la Base Aérea de Matacán, sus tres escuelas y, sobre todo, liderar a los más de 500 hombres y mujeres que forman la unidad. Estos dos años han pasado demasiado rápido.

¿Qué balance hace de estos dos años? ¿Ha cumplido los objetivos que se marcó en un inicio?

—Muy positivo y con la satisfacción de haber cumplido con la misión encomendada. Los objetivos de enseñanza estaban claros: hemos completado 27 cursos diferentes y formado aproximadamente a 700 alumnos, además de proporcionar el apoyo requerido por las diferentes unidades del Ejército del Aire que han realizado escalas técnicas o destacado sus medios de manera temporal en nuestras instalaciones, como es el caso de los aviones apagafuegos del 43 Grupo.

¿Qué retos se ha encontrado en el camino y cómo los ha afrontado?

—El día a día es en sí mismo un reto. Mandar una unidad es un desafío, al igual que liderar a su personal y gestionar los recursos materiales y financieros. Si tuviera que priorizar, diría que el mayor reto es mantener año tras año la excelencia en todo lo relacionado con la enseñanza, su calidad y la atención a nuestros alumnos.

¿Cuáles son actualmente sus principales funciones?

—Principalmente, facilitar que todo suceda sin novedad y que las cosas se hagan bien. Se trata de supervisar y poner a disposición de todos los recursos necesarios para que cumplan con su trabajo.

¿Y cuáles son las principales operaciones que se llevan a cabo en la Base Aérea de Matacán?

—Como Grupo de Escuelas que somos, nuestra principal misión es la enseñanza. Asumimos la responsabilidad de formar a los mejores profesionales en tres ámbitos tan distintos como el Transporte Aéreo Militar, la operación de Sistemas Aéreos Pilotados Remotamente y el Control de Tránsito Aéreo. Somos conscientes de que nuestros ejércitos serán mejores cuanto mejores sean sus especialistas, por eso buscamos la excelencia en todas nuestras actividades.

¿En qué medida ha evolucionado la actividad de la Base en los últimos años?

—La enseñanza es algo vivo. Cada año, cada curso y cada promoción de alumnos es diferente. Aprendemos junto con nuestros alumnos y mejoramos continuamente. Además, estamos integrando nuevas tecnologías y medios en las tres escuelas, lo que supone cambios y mejoras que empezaremos a notar ya en el próximo curso académico, con el nuevo simulador de tránsito aéreo en el que se formarán los futuros controladores. También se incorporarán nuevos aviones. Recientemente hemos recibido un nuevo helicóptero y seguiremos invirtiendo en nuevas infraestructuras.

¿Qué papel juega Matacán dentro del conjunto de la estructura del Ejército del Aire y del Espacio?

—El Grupo de Escuelas de Matacán es una unidad con mucho peso en el Ejército del Aire y del Espacio. Somos responsables de formar personal cuyas especialidades son fundamentales para el cumplimiento de nuestras misiones. Formamos a nuestros pilotos de transporte y UAS, y a nuestros controladores. Además, nuestras tres escuelas son centros docentes militares de referencia. No solo formamos a nuestro personal en esos ámbitos, sino también al del Ejército de Tierra y la Armada, así como a personal de ejércitos extranjeros, la Guardia Civil y otros organismos.

¿Cómo descubrió su gran pasión?

—Desde niño tenía muy claro que quería ser piloto del Ejército del Aire. Además, soy la única persona de mi familia con esta vocación. Mi padre es de un pueblecito de Navarra por el que sobrevolaban aviones todos los días, ya que se encuentra próximo al Polígono de Tiro de las Bardenas Reales. Mi familia se dedicaba a la agricultura y yo, entre tractores, veía los aviones y soñaba con pilotarlos. A los diez años lo tenía decidido. Me siento un afortunado porque logré mi sueño y he podido disfrutar cada día de lo que considero la profesión más bonita.

¿Imaginó llegar a liderar una base militar algún día?

—Realmente no es algo que imagines o esperes. Llega un momento en que cuentan contigo para asumir esta responsabilidad y la aceptas con muchísima ilusión y vocación de servicio. Es una etapa muy especial, que deja una huella imborrable. Me voy orgulloso de la unidad que he mandado y profesionalmente siento que he madurado.

¿Qué cualidades cree que debe tener un buen líder?

—Creo que debe tener una gran inteligencia emocional y objetivos claros. Debe saber escuchar, comunicar y acompañar en las decisiones; servir con humildad, pasión, ejemplaridad e integridad. Y, por supuesto, rodearse siempre de los mejores, de quienes aportan y suman. Yo, como líder, he procurado predicar con el ejemplo y esforzarme como el que más.

¿Conoce personalmente al coronel que le sucederá?

—Coincidí con José Ignacio Ruiz de Eguilaz Martín en la academia y es un gran profesional. Creo que Matacán va a ganar mucho con él. Ahora mismo está destinado en la División de Planes del Ejército del Aire y del Espacio. Tiene muchísima capacidad de trabajo y visión. Además, conoce en detalle los programas que afectarán a la escuela en los próximos años.

¿Qué desafío se plantea ahora?

—Vuelvo al Estado Mayor del Aire, a la sección de Seguridad de Vuelo, destino que ocupé antes de asumir la jefatura de Matacán.

¿Cómo afronta este cambio?

—Llevamos a las espaldas muchos cambios de destino y lo hacemos también junto a nuestras familias. En cada sitio dejas atrás amigos y experiencias, pero si lo mantienes y cuidas es una riqueza. Mi familia ha aprendido que detrás de cada puerta hay una nueva historia.

¿Tiene alguna figura clave que destaque en su vida?

—Mi padre y mi familia son muy importantes en mi vida. Pero tengo mucha suerte, porque aunque he cambiado mucho de destino, en cada unidad he conocido grandes amigos y referencias. Soy afortunado porque llevo una mochila llena de buenos compañeros y amigos.

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