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La salmantina Patricia Sánchez tiene 27 y padece diabetes desde los ocho años. Actualmente es madre de un bebé y uno de sus mayores miedos es que su hijo pueda heredar la enfermedad, que define como una «montaña rusa»: «Lo único que quieres para un hijo es que sea feliz, y me gustaría que nunca tenga que pincharse o que nunca tenga miedo a comer chocolate o un trozo de pizza, que nunca sienta que su vida corre peligro». En el Día Mundial de la Diabetes—14 de noviembre—ha querido lanzar un mensaje a todas aquellas personas que estén empezando en el camino de la enfermedad: «Que sean valientes, que luchen y que no se sientan diferentes», ha manifestado a LA GACETA.
¿Hace cuántos años le dieron el diagnóstico? ¿Cómo cala la noticia?
—Hace 18 años, tenía ocho añitos. Era muy pequeña, no entendía muy bien lo que me estaba pasando, pero al final no te queda otra que aceptarlo, tengas ocho o 20 años. En mi caso siendo tan pequeña la noticia caló más hondo en mis padres, para ellos fue un impacto más grande puesto que pueden entender más lo que te espera a partir de ahora.
¿Cómo ha sido el proceso de su enfermedad?
—El proceso de mi enfermedad ha sido como una montaña rusa. Al principio, con la ayuda e implicación de mi madre, sobre todo, estaba muy controlada. Llegó la adolescencia y estaba cabreada conmigo misma por tener que lidiar con la diabetes, no la aceptaba, y tuve unos años en los que mi enfermedad dejó de importarme y no me cuidaba como debía hacerlo, también necesité recibir ayuda para empezar a aceptarla. Pero después de unos años, ya siendo más madura, me fui dando cuenta de que cuanto mejor cuidada estuviese mi enfermedad, mejor iba a ser mi día a día y mejor iba a encontrarme. Poco a poco y después de mucho trabajo, me encuentro en un momento en el que intento hacer las cosas lo mejor que sé y lo mejor posible, porque sé que teniéndola bien controlada todo irá mejor en mi futuro. Sobre todo ahora que tengo un hijo a mi cargo que me necesita sana.
¿Cómo es su día a día?
—Bueno, un día a día «muy normal» pero más complicado que el de una persona sana. Todo resulta más difícil, desde salir a comer fuera, salir a cenar, ir de vacaciones..., incluso salir a tomar un café con tus amigas que parece la cosa mas normal del mundo, también es más difícil. Es como tener cargada a las espaldas una mochila invisible cada día.
¿A qué complicaciones se ha enfrentado y se enfrenta siendo diabética?
—En el pasado la única complicación que tuve fue un desmayo producido por una bajada muy fuerte. Luego remontar algo así cuesta mucho, emocional y físicamente. También durante mi periodo de lactancia tuve complicaciones puesto que el nivel de azúcar me variaba mucho según mamara el bebé. Tuve que hacer muchas variaciones de insulina durante esos meses.
¿En qué fase de desarrollo se encuentra actualmente?
—Estoy en un momento en el que soy plenamente consciente y responsable de mi enfermedad y me intento cuidar lo máximo posible.
¿Utiliza el bolígrafo o la bomba de insulina?
—Utilizo bolígrafos de insulina, pero hace muchos años también tuve la experiencia de estar usando la bomba. Es algo muy personal..., en mi caso prefiero los bolis porque me resultó muy incómodo estar enganchada 24 horas a un aparato y que se notase que la llevabas, que la gente mirara... Por supuesto que tiene sus ventajas: no pincharte tantas veces al día, estar más controlada... Pero como digo, es algo muy personal y cada quién escoge la opción que más le facilite la vida.
¿Qué procedimiento tiene que seguir antes de cada comida?
—Antes de cada comida siempre tengo que medirme para ver mi nivel de azúcar, y así poder calcular la insulina que debo ponerme dependiendo de los alimentos y cantidades que vaya a comer. Pero esto no es un procedimiento solamente antes de comer; es antes, durante y después. Debes controlar lo que comes, lo que no comes, si te vas a mover más o menos y un sinfín de cosas que aunque intentes controlar, no puedes. En la diabetes TODO afecta, las emociones y los estados de ánimo también... Todo influye.
¿Cómo son las bajadas y las subidas de azúcar?
—Las bajas y subidas de azúcar son sensaciones que solo otras personas con diabetes pueden entender. Pueden provocar mareos, desmayos, temblores, sequedad de boca, malestar...un sinfín de cosas que suelen provocar miedo si no lo controlas.
¿Tiene miedo de que su bebé pueda padecer diabetes?
—Por supuesto, tengo mucho miedo de que mi bebé pueda tener diabetes. Como sé lo que es vivir con ello, no me gustaría para nada que él tuviera que pasar por esto. Vivo con ese miedo cada día. No tendría por qué, pero en el caso de que en un futuro la tuviese, le enseñaría lo mejor posible como madre, le ayudaría, apoyaría y le intentaría demostrar que puede ser igual de feliz que cualquier otro niño pero que debe tener más cuidado y control con ciertas cosas. Lo único que quieres para un hijo es que sea feliz, y me gustaría que nunca tenga que pincharse o que nunca tenga que tener miedo por si come chocolate o un trozo de pizza, que nunca sienta que su vida corre peligro.
¿Qué le diría a alguien que está empezando en el camino de la diabetes?
—Que sea valiente, que luche y que no se sienta diferente. Es complicado el principio y es un proceso de cambios e incertidumbre, por lo que también le diría que se apoye en los suyos, que pida ayuda si lo necesita y que hable para expresar sus miedos o dudas.
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