Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Aunque hasta el Plan de Gestión de la Ciudad Vieja aprobado por el Ayuntamiento da por hecho que la PlazaMayor forma parte del conjunto histórico de Salamanca. Lo cierto es que oficialmente el ágora, el Colegio de Fonseca, el convento de Capuchinos y las iglesias de San Julián y San Martín están fuera de los límites del Bien de Interés Cultural que constituye el Barrio Viejo o Catedralicio, reconocido como tal en 1951.
Y es así porque la capital del Tormes lleva esperando 42 años que la Junta de Castilla y León resuelva un expediente que se incoó en 1982 para que se ampliasen los límites y se diese protección a un mayor número de edificios del casco histórico, una medida que indirectamente también facilita la llegada de más subvenciones.
Pese a los compromisos que asumieron de resolverlo, los sucesivos gobiernos autonómicos han relegado la adopción de una decisión durante más de cuatro décadas. En la anterior legislatura con PP y Cs en el Ejecutivo, el entonces consejero de Cultura, Javier Ortega, y su director general de Patrimonio, Gumersindo Bueno, se comprometieron a que en 2023 se resolvería el procedimiento, pero no llegaron a hacerlo antes de la adelantada convocatoria de elecciones en febrero de 2022.
Ante este nuevo retraso, fuentes de este departamento, al frente del que hoy se encuentra el salmantino Gonzalo Santonja, señalan que los límites del conjunto histórico se decidirán antes de primavera de 2026. «A lo largo de la presente legislatura se está realizando un esfuerzo por resolver expedientes BIC que se encuentran pendientes de resolver. En el caso de Salamanca, en concreto, cabe destacar la reciente resolución de los expedientes del Convento de El Zarzoso y El Bosque de Béjar. Nuestra voluntad es resolver a lo largo de la presente legislatura el resto de expedientes pendientes», apuntan desde la Dirección General de Patrimonio.
El Ministerio de Educación lo declaró hace 73 años conjunto histórico-artístico porque era «de alta conveniencia, por su historia y por su arte, el mantener en su aspecto actual las líneas y edificios al Barrio Catedralicio de Salamanca». Se hizo, con independencia de la protección que ya pudieran tener monumentos incluidos en él, precisamente para preservar no solo esas joyas arquitectónicas, sino también el ambiente y el entramado viario. Sin embargo, su perímetro se quedaba corto. Así, en 1982 la Corporación municipal solicitó a la Junta su ampliación tomando como referencia la muralla medieval.
Se quería hacer coincidir con el área afectada por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Recinto Universitario y Zona Histórico-Artística de 1984. La Junta incoó el expediente, pero, aunque muchos documentos dan por oficial esa ampliación de los límites de este BIC que pretende salvaguardar el casco histórico más allá de la protección que tienen sus monumentos, nunca se ha llegado a resolver, tal y como reconoce la Junta.
Es cierto que durante el periodo de incoación se otorga al bien la misma protección que a un BIC, pero también es cierto que el Reglamento de Patrimonio Cultural de Castilla y León establece que el expediente debe resolverse en menos de dos años y, de no ser así, caduca, un artículo que no ha sido muy tenido en cuenta por ninguno de últimos ejecutivo autonómicos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.