Cuando Robert Redford se paseó por La Glorieta en 1967
El actor californiano quedó unido eternamente a Salamanca por un curioso cartel
Los amantes del cine lloran hoy la muerte de Robert Redford, mito del séptimo arte y uno de los últimos representantes de la época dorada de Hollywood. Además de sus compromisos promocionales, el actor y director visitó en España de forma privada en varias ocasiones, desde su primera llegada en 1957 cuando era un estudiante veinteañero y soñaba con ser pintor. En aquel viaje recorrió el país, conoció Barcelona y pasó dos veces en Mallorca, donde pintó varios cuadros, según contó después en entrevistas.
En visitas posteriores, ya casado con Lola van Wagenen y sus dos hijos, Shawna y James, visitó Puerto Alcudia (Mallorca) y años más tarde llegó a Málaga, donde sumido en un crisis profesional, se tomó un año sabático alquiló una granja en Mijas donde residió siete meses junto a su familia.
No existe constancia de que la estrella de Hollywood visitara Salamanca en sus viajes por España. Pero lo que si es cierto es que la capital charra tuvo una presencia sutil pero muy constante en una de las grandes películas de Redford. En 1967 protagonizó junto a Jane Fonda «Descalzos en el parque (»Barefoot in the park«), una entrañable historia que el director Gene Saks adaptó al cine a partir de un guion teatral estrenado por Neil Simon en 1963. Casi toda la película transcurre en un apartamento alquilado en un quinto piso sin ascensor en Greenwich Village, en Nueva York, en el que un sorprendente cartel de Salamanca es visible en buena parte de los planos de la vivienda.
Paul (Robert Redford) y Corie (Jane Fonda) son dos recién casados que estrenan casa tras pasar seis apasionados días de amor y sexo en el Hotel Plaza. Y en las escasas horas narradas en la película, su flamante matrimonio vive una montaña rusa de emociones en la que las situaciones cómicas y románticas se ven atravesadas por las primeras desavenencias derivadas del trabajo de Paul, un joven abogado atrapado por su trabajo, y agitadas por las visitas de la madre de Corie y del excéntrico vecinos de arriba.
Dentro de la austera decoración del apartamento, uno de los elementos más destacados es un cartel de la corrida de toros que se celebró en la plaza de La Glorieta de Salamanca el jueves 12 de septiembre de 1946. A los responsables de la escenografía de la película les debió parecer exótico incluir entre dos puertas ese cartel taurino, que anunciaba a Domingo Ortega, Carlos Arruza y Julio Pérez Vito con toros de Hijos de Pérez de la Concha.
Numerosos planos de la película, especialmente una de las discusiones entre Redford y Fonda, conceden protagonismo al cartel de Salamanca, situando a ambos integrantes de la pareja a uno y otro lado, como estableciendo una analogía entre la pugna matrimonial y el duelo sobre el ruedo.
El cinematográfico cartel fue obra del ilustrador valenciano Juan Reus, y sus reproducciones han adquirido una elevada cotización, tal vez por el protagonismo del afiche en la película. LA GACETA ha podido comprobar que a principios de verano su precio era de 375 euros en una web de coleccionismo.
Sobre la corrida, primera de la feria de 1946, las crónicas de prensa reflejan la presencia en La Glorieta de Manuel Rodríguez «Manolete» en una barrera del 7, al lado del ganadero Atanasio Fernández, en cuya pasaba el diestro cordobés unos días de descanso. El festejo no fue brillante. Ortega saldó sus dos actuaciones con división de opiniones y pitos, Arruza vuelta al ruedo y vuelta al ruedo y Vito, Pitos y pitos.
La interpretación de Jane Fonda y la de Mildred Natwick, su madre en el film, merecieron sendas nominaciones al Oscar ese año. Aquella corrida de Salamanca no pasaría a la historia de la Glorieta, pero si a la del cine, y al legado del eterno Robert Redford.