Los Reyes hacen magia y despejan la lluvia para crear una gran cabalgata

La probabilidad de lluvia era altísima. Las previsiones de la Aemet daban tan por seguro que habría tormenta que el Ayuntamiento tuvo que insistir en que, aunque diluviara, la cabalgata saldría adelante. Pero al final no llovió ni una gota durante la mayor parte del trayecto.

Estando los Reyes Magos de por medio pudo tratarse de un milagro. Algún tipo de hechizo de Melchor, Gaspar y Baltasar que agradecieron, no solo las 500 personas que formaban la comitiva y que habían sido dotadas de chubasqueros por lo que pudiera pasar, sino especialmente por las miles y miles de personas -niños en su mayoría- que abarrotaron la calles de la capital.

Esta técnica generó más de un enfado a lo largo del recorrido, tanto porque se priva a los niños del encanto de 'cazar' los caramelos', como porque entraña cierto riesgo al colocar las varillas cerca de la cara de los espectadores.

Fue una cabalgata brillante y de récord: once carrozas con hasta 6.000 bombillas LED muchas de ellas, ocho grupos de animación desfilando, 7.000 kilos de caramelos y casi 125 efectivos de un dispositivo de seguridad -entre Policía, voluntarios y Protección Civil- que refleja la envergadura de en lo que se ha convertido el desfile más monárquico y mágico de la capital salmantina.

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