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«Resulta más fácil encubrir la trata con fines sexuales en una provincia como Salamanca con tanta población itinerante»

«Resulta más fácil encubrir la trata con fines sexuales en una provincia como Salamanca con tanta población itinerante»

El traslado de la prostitución a pisos privados y el gran número de viviendas en alquiler compartido facilitan que las mafias de explotación sexual encubran sus delitos

Domingo, 10 de noviembre 2024, 06:20

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Diversas investigaciones han mostrado cómo al menos el 75 % de las víctimas de trata habrían estado anunciadas en internet. El reto, por tanto, es cómo localizarlas», plantea el macroestudio sobre prostitución y explotación sexual que está elaborando el Ministerio de Igualdad. Aunque parezca un problema casi ajeno a Salamanca, son varios los procedimientos por este delito que actualmente están en manos de los juzgados y la Fiscalía. Sin embargo, el alto volumen de población itinerante que reside en la provincia dificulta localizar las redes que se lucran con ello.

«Los clubes son lugares muy visibles que ocupaban a un grupo muy grande de chicas o chicos que ejercían la prostitución y eso permitía acercarte a la realidad y quizás identificar casos de trata dentro de ese conjunto de personas. Al derivar hacia pisos que son espacios más privados es mucho más difícil hacer detección y seguimiento de la situación en la que pueden estar las personas en ellos», explica la responsable de inmigración de Cruz Roja Salamanca, Montserrat Hernández. Tras insistir en que en la provincia hay contabilizados más de 140 pisos y clubes en los que se ejerce la prostitución, Ana Vicente, técnico de acogida de Cáritas, insiste en que esa «barbaridad» de cifra responde entre otros factores a la cercanía a Portugal y Madrid, pero también al alto número de residentes que están de paso por el carácter universitario y turístico de Salamanca. «Resulta más fácil encubrir los casos de trata e ir cambiando de pisos en una ciudad como ésta».

¿Cuál es el perfil de las víctimas? «Son personas muy vulnerables. Ahora con la situación que tenemos de guerra y de aumento de movimientos de población entre países, es el caldo de cultivo perfecto para las mafias. La gente intenta salir de su país como sea y lo aprovechan», explica Ana Vicente. «Más que vincularlo al origen, es decir, a personas provenientes de países subdesarrollados, lo relacionaría con situaciones de vulnerabilidad, asociada a la falta de recursos económicos, a la escasa escolarización, a venir de ambientes desestructurados. Y esa vulnerabilidad te hace susceptible de ser captado», añade Montserrat Hernández. «Evidentemente la proporción de personas vulnerables en países en vías de desarrollo es mayor a la que puedes imaginar que exista aquí», añade.

Pero prostitución no es necesariamente trata. Y localizar a las víctimas de explotación sexual resulta muy complicado. De ahí, que mensualmente se reúna la Mesa de Trata, de la que, además de organizaciones humanitarias y asociaciones, forman parte las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad e instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación y la Subdelegación. En ella, se ponen sobre la mesa los casos en los que hay indicios de personas sean víctimas de trata. Cada sesión se aborda la situación de en torno a una decena de personas o más que han llegado a las ONG o a otros servicios solicitando alguna prestación y que presentan comportamientos o actitudes que hacen sospechar que están siendo explotados. De esta forma, se pone en alerta a la Policía y la Guardia Civil.

«Nunca suelen venir solos a las entrevistas para pedir algún tipo de ayuda. Siempre vienen con alguien y dicen que es un primo o un amigo. Y, aunque éste se quede fuera, están constantemente pendientes del móvil e incluso llegan a grabar el encuentro. Están sometidos a control en todo momento pues tienen una deuda de su viaje que no la pagan nunca, es interminable», explica la técnico de Cáritas. Pero es muy difícil que cuenten o denuncien su situación. «A veces llega un momento en el que la situación es tan tremeda, que la persona se rompe y nos cuenta. Pero esto ocurre en una mínima parte de los casos. Y, a veces cuando está a punto de denunciar, cambian a la víctima de ciudad», cuenta Ana Vicente. «Tenemos que tener la capacidad de identificar los casos que se nos presenta. Llegan como una persona que está aislada, que tiene dificultad para cubrir sus necesidades, que viene acompañada por una tercera persona que parece sospechosa, que no tiene su pasaporte ni horarios de trabajo...», explica la profesional de Cruz Roja.

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