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D e lo que fue la obra social de la antigua Caja no queda ni la sombra. El alma cultural de la ciudad, la esencia social de toda la provincia se ha perdido. No había proyecto en el que no estuviera implicada la «vieja» caja de ahorros. Cultura, formación, enseñanza... En torno a la programación cultural de la entidad giraba la vida de la ciudad cuando el resto de las instituciones prácticamente tenían actividad en el ámbito de la cultura. Parte del inmenso patrimonio cultural e inmobiliario de la obra social que tenía su sede en Salamanca pasó a ser un triste recuerdo cuando los políticos se repartieron el «botín» y decidieron que la obra social se fuera a León.
La Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos) nació como fruto de la reorganización bancaria, pero también como producto de la mala negociación de los partidos políticos. Hoy Salamanca prácticamente ni tiene voz ni voto, a pesar de que Fundos administra el ingente patrimonio procedente de Caja Duero, el que mayores ingresos reporta para que desde la Casa Botines decidan dónde se destinan los mayores recursos económicos.
«Su principal labor consiste en gestionar y mantener la obra social y el patrimonio cultural heredado de la antigua caja de ahorros y sus montes de piedad», afirman los nuevos gestores, pero como también reconocen el «buque insignia» es Casa Botines y poco más y no debería ser incompatible. El reparto al menor debería de estar equilibrado y ser justo, que no lo es. En Salamanca cumplen el expediente hasta que se puedan deshacer de todo lo que no se traduzca en ingresos.
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