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Viernes, 2 de septiembre 2022, 20:10
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Han pasado ya cuatro mes desde que las mascarillas dejaron de ser obligatorias en interiores, salvo algunas excepciones. Sin embargo, y a pesar de que la mayoría de las personas vivió el cese de la medida como un alivio, existe una minoría de la sociedad que continúa utilizándola.
Los motivos que llevan a estas personas a mantener el hábito de las mascarillas son variados, pero en general se dividen en dos grupos: los que las usan porque considera que todavía es necesario cuidarse un poco y los que recurren a ellas a regañadientes porque tienen que dirigirse a algún espacio en el que se mantiene su obligatoriedad, como son los buses, los hospitales y los centros de salud.
Así, muchas personas destacan seguir utilizando la mascarilla porque las situaciones les fuerza a ello. “Yo cojo el bus todos los días y trabajo en un entorno en el que todavía la exigen, así que, la tengo que usar sí o sí”, señala Raúl Nieto. Una opinión que coinciden con la de Tadeo Pérez, quien señala que la usa solo para ir al médico o a la farmacia.
Entre este grupo de personas que todavía no ha podido desprenderse de las mascarillas, los que ven con mayor pereza continuar llevándola son lo usuarios del transporte público. Algunos de ellos señalan que es muy pesado tener que llevar siempre una mascarilla en el bolsillo. A la vez que destacan que lo hacen solo porque les toca.
Sin embargo, no todas las opiniones son negativas. Una gran cantidad de las personas que usa mascarilla, sobre todo aquellas ubicadas en una franja de edad mayor, dice sentirse más seguro con ella. “Yo el virus lo pasé y lo pasé muy mal, estuve muy pachucha y, aunque estoy vacunada, prefiero evitar peligros. La mascarilla la llevó conmigo a todas partes, pero no siempre la uso, solo en interiores o cuando veo que hay mucha aglomeración”, comenta Agustina Pérez.
Una actitud muy común entre aquellos que mantienen el uso del implemento sanitario. La mayoría de las personas que las utiliza de manera voluntaria confiesa llevarla consigo siempre, pero solo recurrir a ella si considera que la situación lo merece. “Yo me siento más segura usándola. Sin embargo, no la uso todo el tiempo. En exteriores casi no la uso. En interiores sí, sobre todo para hacer alguna compra o en los ascensores, allí siempre me la pongo. Así me siento más tranquila”, comenta Éster González.
“Yo la uso por respeto a los demás porque no sé qué situación de salud pueden tener. La uso para protegerme y para cuidar a las personas a mi alrededor ”.
“Cuando veo que entra un cliente que lleva puesta la mascarilla yo me la pongo también, si no, no. Antes la utilizaba todo el día, pero ya cada vez la uso menos”.
“Yo intento llevarla todo el tiempo porque así me siento más tranquilo. En interiores la uso siempre y en exteriores, en general, también, salvo que haga mucho calor”.
“Yo la llevo conmigo siempre. Sin embargo, no la uso todo el tiempo, solo cuando es obligatoria o cuando veo que hay mucha gente”.
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