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Réplica de la nao “Victoria”, la única que completó la circunnavegación a la tierra, anclada como museo flotante en Sevilla.

Los salmantinos que perdieron la gloria de dar la primera vuelta al mundo

Hace 500 años que Roque Pelea y Francisco de Carvajal, los únicos dos salmantinos que se embarcaron con Elcano y Magallanes, vieron cómo 18 de sus compañeros fueron los primeros en circunnavegar el mundo. Eligieron desertar de un viaje que creían temerario, pero se perdieron la gloria

Lunes, 11 de julio 2022, 14:14

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Tal día como hoy, 10 de julio de hace 500 años, la tripulación de la nao Victoria acababa de fondear en un puerto de las islas de Cabo Verde. Acuciados por el agotamiento, las enfermedades y el hambre, una treintena larga de hombres bajo el mando de Juan Sebastián Elcano optaron por el riesgo de ser apresados por los portugueses, sus encarnizados rivales en la conquista de los mares, para eludir una muerte que veían cercana. Pese a que la historia concede la gloria a los 18 marineros que, con Elcano al frente, llegarían a Sevilla dos meses después, esta famélica y debilitada tripulación ya había completado estrictamente el 28 de junio la primera circunnavegación del mundo al cruzar un punto por el que ya navegaron en el viaje de ida, frente a las costas de la actual Gambia, antes de dirigirse a Cabo Verde.

Eran todo lo que quedaba de la expedición de cinco naos que, casi tres años antes, partió de Sanlúcar de Barrameda bajo el mando del portugués Fernando de Magallanes en busca de una ruta por el Oeste hacia las islas de las Especias (islas Molucas). Es sabido que dos salmantinos formaron parte de aquel viaje, tal vez el más asombroso de la historia de la Humanidad. Pero no lo completaron: de hecho, solo 1 de cada 13 expedicionarios [de los 247 que viajaron tras la escala en Tenerife] logró regresar con vida a Sevilla.

Roque Pelea y Francisco de Carvajal se embarcaron el 10 de agosto de 1519 como criados de sendos notables, Juan de Cartagena y Luis de Mendoza, quienes capitaneaban respectivamente dos de las cinco naves, la San Antonio y la Victoria. Completaban la expedición la Santiago, la San Antonio y la Concepción. Ambos vivieron parte de un viaje épico cuyo aniversario el mundo conmemora este año. Pero, como les sucedió a tantos otros, los dos salmantinos apenas dejaron huella en esta odisea histórica.

Los registros del Archivo General de Indias refieren que Roque Pelea era natural de Salamanca, hijo de Enrique Pelea y Blanca Hernández. Por su parte, Francisco de Carvajal, también de Salamanca, era hijo de Antón de Carvajal y Antonia Vázquez. La misión de un criado por aquel entonces era la de atender a su señor en todo lo que fuera necesario y se les encargara. “Además, era normal que un criado también ejerciera como ‘sobresaliente’ u hombre de armas en caso necesario”, subraya Tomás Mazón, gran estudioso del viaje de Magallanes y Elcano y autor de la web rutaelcano.com.

La documentación existente sobre el viaje únicamente arroja el detalle curioso de la remuneración que percibieron. Se les asignaron por sus labores 800 maravedís al mes a cada uno, y cobraron cuatro meses por adelantado, en total 3.200 maravedis. No es de extrañar esta práctica de anticipar el salario a los expedicionarios, como una forma de reclutar tripulantes para una misión que se preveía larga, penosa y de éxito incierto.

Del destino que corrieron los dos salmantinos que se embarcaron en la expedición que completaría la primera vuelta al mundo, se sabe con certeza, y en eso coinciden todas las crónicas, que Roque Pelea formó parte del primer contingente de la expedición que optó por regresar a España desertando de la misión. Con las naves ancladas en el puerto de san Julián , en la Patagonia, la desconfianza en Magallanes, el frío y el desánimo por no encontrar el paso empujó a la sublevación a tres capitanes, Gaspar de Quesada, Juan de Cartagena y Luis de Mendoza. El marino portugués zanjó con mano dura la rebelión: hizo ejecutar a Quesada y Mendoza y abandonó a su suerte en tierra a Cartagena, el señor al que servía Roque Pelea, quien ejercía de veedor real: una orden del rey obligaba a Magallanes a compartir con él todas sus decisiones, cosa que el luso no hizo. Cartagena siempre receló de su comandante, hasta que esta rebelión le costó la vida.

Tras reanudar la marcha y el naufragio de la nao Santiago en una misión de exploración, después de una nueva escala más al sur la expedición se adentró en el paso que hoy conocemos como estrecho de Magallanes, situación que fue aprovechada por la San Antonio, en la que viajaba el salmantino Pelea y que había sido capitaneada por su señor, para dar la vuelta y poner rumbo a España bajo el mando del portugués Esteban Gómez. La pérdida de esta nao, la más grande y mejor aprovisionada de la flota, fue un grave contratiempo para Magallanes.

Sobre el destino que deparó el viaje al otro salmantino, Francisco de Carvajal, el experto Tomás Mazón formuló la hipótesis de que pudiera ser uno de los 13 expedicionarios que consiguió llegar hasta Cabo Verde, junto con los otros criados de Luis de Mendoza. Sin embargo, los últimos testimonios investigados por Mazón le llevan a concluir, según confirmó a LA GACETA, que Carvajal también regresó en la San Antonio. La falta de listados rigurosos sobre sus tripulantes ha impedido a los investigadores confirmar este dato.

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