Los escolares extranjeros llenan Salamanca para aprender español

“Aún no tenemos datos concretos, pero la sensación general es que es un año de recuperación, incluso con cifras superiores a las de 2019”, reconoce Benito, que dirige una de las mayores escuelas de Salamanca en relación a los numerosos grupos de estudiantes que desde hace un par de semanas, y hasta finales del mes de abril, llenarán las academias y la ciudad.

Europeos —principalmente de Italia, Francia, Inglaterra, Alemania e Irlanda—, de entre 13 y 17 años, que realizan un programa de inmersión lingüística de una semana de duración. Ese es el perfil de los escolares que estos días se pueden ver por el centro de la ciudad y marzo y abril son los meses elegidos por los centros educativos de sus países para realizar estos viajes, ya que los hacen coincidir con sus periodos de semanas blancas.

El ‘boom’ es consecuencia, en gran medida, de la covid-19. La pandemia produjo un “tapón” de estudiantes pendiente de viajar a España y este año, cuando la covid ya se da prácticamente por controlada, todos han aprovechado la posibilidad de realizar estancias en Salamanca, lo que explica, igualmente, que sean grupos más grandes de lo habitual. “Salamanca se nutre un 70% de grupos”, recuerda Miguel Benito, dato que pone de manifiesto la importancia de la mejoría que ha experimentado el sector en las últimas semanas.

Además, aunque aún son minoría, se empieza a notar la apertura del mercado chino y también hay movimiento de americanos.

Miguel Benito tiene esta semana 200 alumnos divididos en cinco grupos y espera que este ritmo se mantenga hasta finales del próximo mes. Su previsión es cerrar estos dos meses con 2.000 matrículas. También Isabel Bueso, directora académica de un gran grupo dedicado a enseñanza de español a extranjeros, tiene muy buenas previsiones, con casi 800 alumnos para marzo y más de 500 para abril, aunque apunta que para el próximo mes aún están haciendo contrataciones, por lo que espera que sean más. Rosa Calzada, directora otra destacada escuela, calcula que sumarán 600 estudiantes en dos meses, cifras superiores a las registradas en 2019. “Y eso que el precio de los vuelos no acompaña, China no ha abierto del todo y Rusia tiene restricciones”, indica.

Americanos y chinos son las nacionalidades con las que trabaja el programa académico que dirige Carmen Abanades: “Estamos casi en los mismos números que en 2019. Hay muchas ganas de viajar y de seguir estudiando en el extranjero. Tenemos la sensación de que los estudiantes internacionales están interesados en recuperar el tiempo perdido por la pandemia”. En este caso se dedican a “high school” en verano, mientras que ahora se centran en universitarios, siguiendo las pautas de la sociedad de la Universidad, con quien trabajan mano a mano. José Miguel Sánchez Llorente, consejero-delegado de Cursos Internacionales de la Universidad, reconoce que el número de alumnos ha aumentado “muchísimo” en cuestión de semanas. Sus estimaciones es que tendrán 1.800 alumnos de esta tipología a lo largo de 2023, fundamentalmente italianos, pero también franceses, estadounidenses y chinos, con cuatro horas de clase por la mañana y actividades por la tarde que incluyen excursiones, visitas a monumentos y paseos por la ciudad, incluidos los bares y las tiendas que tanto gustan a los jóvenes estudiantes.