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Vecinos y comerciantes de la céntrica calle Álvaro Gil que reclamaron al Ayuntamiento de Salamanca la compensación por las pérdidas generadas durante los ocho meses que duraron las obras para renovar la vía no tendrán indemnización. Así lo señalan algunos de los ciudadanos que reclamaron y a los que ya les han llegado las cartas del Consistorio informando negativamente a su petición.
Es el caso de Valentina, propietaria de un cetro de estética. “Me enviaron una carta muy amable firmada por el ingeniero en la que aseguran que no tengo derecho a compensación. Que a llorar a casa, en definitiva”, resume la mujer que, aunque tenía un plazo de 10 días para alegar la resolución, ha preferido dejar las cosas como están. “Llevé la respuesta a mi asesor y me dijo que no merecía la pena reclamar”, relata , cabreada con la valoración de que los meses de obras, molestias y pérdida de clientes no han supuesto daño o, al menos, no es responsabilidad del Consistorio. “Dicen que la obra no ha afectado cuando he tenido más de cuatro meses un camión parado sacando escombros a lo bestia. He sido la única comerciante a la que no han dejado acceso, con socavones y maquinaria parada en mi puerta y me dicen que no se ha generado daño”, protesta la mujer. Asegura que la vida del autónomo ya es difícil, “como para que encima te pase esto”.
Sostiene que al final los que se han resentido por la renovación de la calle han sido su bolsillo y su salud mental, “me han hecho perder dinero”. Reconoce que la vía ha quedado mejor que antes, con demasiadas macetas y farolas para su gusto, pero esta mejoría no se ha traducido en un incremento de clientes. Cabe recordar que a los meses de obras de la calle, en la que se encontraron restos arqueológicos que finalmente no tuvieron relevancia, se sumaron varias semanas de corte por el derribo de uno de los edificios de la vía. La tienda de electricidad de Vicente fue una de las más afectadas, porque vende también a profesionales y no podían acceder para cargar en sus instalaciones. Lideró la campaña de recogida de reclamaciones, aunque él finalmente no solicitó la compensación. “No nos han hecho ni caso, a nadie. Después de tantos meses de obras, ni siquiera una ayuda, un descuento del IBI ni nada”, añade.
El propietario de la colchonería de la calle participó en la reclamación que se tramitó a través de la Oficina de Consumo una vez que se dilataron los trabajos, con una respuesta similar. “Se nos abrió la escayola del techo, pero al final teníamos que hacer reforma y no movimos nada”. Las últimas desestimaciones se aprobaron en la anterior Comisión de Economía avaladas por un informe de la asesoría jurídica en el que propone la desestimación porque “no hay un daño cuantificable y que se concrete en una cuantía económica”. Tampoco se admite la reparación del daño a un vecino que pedía el coste del alquiler de una plaza de garaje tras no poder utilizar la suya durante todo ese tiempo.
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