Infecciosas suma más de año y medio sin nuevos casos de viruela del mono

Dos años después del brote de 2022, la viruela del mono, rebautizado como mpox para evitar estigmas entre quienes la padecen, ha vuelto a hacer saltar las alarmas epidemiológicas. Después de contabilizarse más de medio millar de muertes en África y la confirmación en Suecia del primer caso de la nueva variante de este virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la emergencia sanitaria internacional. Hace poco más de quince meses que lo desactivó y ahora vuelve a abrir el máximo nivel de alerta ante el aumento de contagios. Dada la alarma que desde la covid genera una declaración de este tipo por parte de la OMS, los especialistas sanitarios piden tranquilidad ante un virus que se transmite por «contacto íntimo». Además, de unas precauciones mínimas y vacunarse en caso de realizar una actividad de riesgo, el especialista en Enfermedades Infecciosas del Hospital de Salamanca, Moncef Belhassen, sí insiste en acudir al médico ante cualquier duda de un cuadro febril y la aparición de lesiones cutáneas que no sean habituales.

Desde 2022 en Castilla y León se han confirmado 91 casos de viruela del mono en Castilla y León, según el informe publicado la pasada semana por el Instituto Carlos III y fuentes de la Consejería de Sanidad. El organismo no detalla datos provinciales, como tampoco lo hace la Junta de Castilla y León, pero Belhassen apunta que en el Complejo Hospitalario de Salamanca se han tratado algo menos de una veintena de casos en estos tres años. La mayoría de ellos se registraron durante «el momento álgido del anterior brote». Ni en 2023 ni en lo que va de 2024 la Unidad de Infecciosas ha tratado pacientes con viruela del mono. Supone que ha pasado más de año y medio sin nuevos casos. El especialista no descarta que se haya podido detectar alguno en Atención Primaria, en Urgencias, Dermatología u otro servicio hospitalario, pero lo cierto es que desde 2022 el Ministerio de Sanidad tan solo tiene constancia de cuatro casos en toda la comunidad, por lo que es probable que ninguno haya sido en Salamanca.

El primer caso de viruela del mono detectado en Castilla y León, en junio de 2022, fue un joven salmantino. Y el segundo, menos de una semana después, también se detectó en esta provincia. En apenas mes y medio, se registraron siete. Fue durante esta segunda mitad del año cuando se produjeron la mayoría de los contagios tratados en el Hospital de Salamanca, explica Moncef Belhassen. Salvo uno o dos casos, de moderada importancia, todos los demás fueron leves. Ninguno grave. De hecho, el especialista insiste en que ningún paciente requirió ingreso hospitalario y todos superaron la enfermedad. Por ello, llama a la calma.

El médico de Infecciosas sí reclama prevención a los grupos de riesgo. Las personas que practiquen actividades sexuales con diferentes personas, los pacientes inmunodeprimidos —especialmente aquellos con enfermedad avanzada por VIH— y sanitarios y otros profesionales que estén en contacto con personas que puedan estar infectadas, así como aquellos viajeros que hayan estado en zonas con una alta incidencia de transmisión. Estos son los colectivos a los que se recomienda la vacunación. En Castilla y León, han recibido al menos una dosis más de medio millar de personas. La vacuna que se les ha inoculado es la de la antigua viruela, que ha demostrado una eficacia de entorno al 80 %, según diferentes estudios, si bien es cierto, explica Belhassen, que todavía no se han evaluado los resultados que ofrece ante la nueva variante. «La actuación más precavida es recomendar a la personas con mayor riesgo que se la pongan hasta que no haya otra disponible», insiste ante la evidencia de que, dada la situación que se vive en África, el virus llegará a España. En cuanto a la decisión de la OMS de declarar la emergencia sanitaria internacional, el especialista de Infecciosas explica que en ella ha pesado el hecho de la aparición de esta nueva variante que se transmite más fácilmente y es más letal. Recalca que es muy probable que en África esté habiendo más casos de los notificados y que esa voz de alarma hace que se intensifiquen los mecanismos para la producción de vacunas y de prevención.

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