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El Hospital de Salamanca genera cada día algo más de una tonelada de los residuos considerados como peligrosos, que deben ser gestionados y destruidos por una empresa especializada. Una tarea que, dentro del edificio, cuenta con la inestimable ayuda de la flota de 14 robots autónomos del Complejo.
El pasado 17 de junio -por ejemplo- se retiraron 2.100 kilos de residuos tipo 3 y otros 181 kilos del tipo cuatro. El día 19 -estos restos se retiran cuatro días por semana- fueron casi 2,5 toneladas. Sin embargo, estas cifras son solo una parte simbólica de la cantidad total de residuos que se gestionan a través de un meticuloso sistema por el que ya se han interesados otros centros de Sacyl como los de Ávila y El Bierzo.
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Al paciente de una habitación del Hospital le acaban de asear. Le han cambiado los pañales, han vaciado las papeleras y les han retirado el desayuno. Esa misma rutina se repite varias veces al día en las más de 500 habitaciones del Hospital y todo va a desembocar a una planta de reciclaje específica para cada tipo de residuo. Un proceso que involucra a cientos de profesionales, a la flota de robots del Complejo y un sistema informático que permite conocer el estado de cada habitación.
La coordinadora de limpieza del Hospital, Cele Curto, explica que «todos los residuos que el Hospital genera constantemente en habitaciones, quirófanos o pasillos se van trasladando a los denominados 'cuartos de sucio' en los que hay estantes para la ropa sucia y lencería y unos carros-armario para los residuos».
Existen también unos contenedores especiales para los desechos biológicos de 'tipo 3'. «Hablamos de gasas con restos de sangre, pieles que puedan haber quedado en un apósito, etc. Es decir, residuos que no pueden ir a la basura normal y por los que Sacyl contrata a una empresa especializada que los gestiona y los destruye en plantas que hay en Valladolid y Zaragoza», aclara la técnico especialista.
Se han creado tres 'cuartos de sucio' en cada planta: uno compartido por los bloques A y B, otro para los bloques C y D y otro para el bloque E.
Desde el Complejo Asistencial apuntan que no hay lugar a que puedan acumularse malos olores porque los carros se cierran herméticamente, la sala cuenta con puertas automáticas y «la rotación de la retirada de los carros es continua: entre seis y siete veces durante la mañana».
El gran avance que ha implementado el Hospital es la incorporación de la robótica. A excepción del bloque A -donde los ascensores todavía no están adaptados y lo realiza el personal de limpieza-, en el resto del Hospital son los propios robots los que se encargan de acudir a las salas de sucio, sustituir los carros llenos por otros vacíos y trasladar los residuos hasta las 'catacumbas' del edificio. La zona menos conocida del Complejo y en la que se encuentran los almacenes de tóxicos, así como las autocompactadoras de plástico, papel y residuos similares a los urbanos.
Un sistema de sensores y estaciones permite a los robots desplazarse por todo el edificio, abrir puertas, elegir la planta en los ascensores y detenerse cuando tiene a alguna persona cerca.
Basta con pulsar un botón para hacerle saber al robot que en alguna planta del hospital hay un carro lleno de residuos que es necesario llevarse. La máquina acude hasta la sala de sucio y traslada el carro al fin del trayecto: el sótano -2 para entregarlo al personal que se encarga de colocarlo en unas compactadoras instaladas por el Ayuntamiento.
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