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Francisco Villoria, Victoria Azcue, Mari Carmen Gómez y Pilar Hernández, contemplan la fachada de homenaje a víctimas en La Concordia ALMEIDA
Hablan las víctimas salmantinas de ETA: “Nos humillan y la herida sigue abierta”

Hablan las víctimas salmantinas de ETA: “Nos humillan y la herida sigue abierta”

Víctimas del olvido de los políticos y la sociedad, no pueden cerrar cicatrices cuando ven los acercamientos masivos de presos o los guiños del Gobierno a Bildu

Domingo, 15 de noviembre 2020, 09:44

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Se cumplen nueve años desde que la banda terrorista ETA declaró el alto el fuego permanente tras medio siglo de terror y 857 asesinatos sanguinarios. En un espacio simbólico como es la plaza de la Concordia, LA GACETA reúne a cuatro víctimas de ETA de Salamanca, tres viudas y un guardia civil, para charlar sobre el pasado, las cicatrices, la memoria y el presente. Un presente, según coinciden, marcado por un “total olvido” hacia las víctimas del terrorismo, tanto por parte de los políticos, como de la sociedad y que también se refleja en la educación y en el desconocimiento que tienen las nuevas generaciones del daño que hizo ETA a este país.

Esa incredulidad que sintieron hace 9 años Victoria Azcue, Mari Carmen Gómez, Pilar Hernández y Francisco Villoria al escuchar en las noticias el fin de ETA, se mantiene. “Yo no me lo creo. La ideología de ETA y el proyecto político siguen ahí. Están en las instituciones, en el Congreso. Mientras sigan sacando todo lo que quieren del Gobierno como hacen, con los acercamientos de presos por ejemplo, seguirán sin matar, pero en el momento en que no sea así volverán a hacerlo”, opina Victoria Azcue, viuda desde 1979 después de que ETA asesinara a su marido guardia civil en Tolosa. Su hija tan sólo tenía tres meses y medio. “No matan, pero la gente del País Vasco todavía no vive a gusto porque están por debajo y no les dejan vivir”, agrega Francisco Villoria que logró sobrevivir a un atentado con bombas y fuego cruzado de ETA en 1980, en plenos años de “plomo”, pero que arrastra secuelas como una pierna rígida tras 14 intervenciones y lesiones en otra pierna, oído y brazo. Villoria aún se indigna cuando escucha declaraciones de párrocos proetarras como el de Lemona o hablar en la tribuna del Congreso a miembros de Bildu.

Secuelas físicas y una cicatriz imposible de cerrar, coinciden los cuatro. “No es rencor, es un dolor continuo lo que sentimos”, agrega Mari Carmen Gómez, viuda de guardia civil asesinado también en 1980 en el País Vasco. “Puedes tener el dolor, pero es que han matado a tu marido sin explicación, tus hijos se han criado sin él y la sociedad nos dice que nos callemos y dejemos de dar lástima”, se queja Victoria. “Aunque pasen 20, 30 o 40 años, la herida la tenemos siempre abierta porque continuamente nos están humillando a las víctimas. Yo no puedo dejar que la memoria de marido, que lo mataron a traición, quede en el olvido ni de que se rían de toda la gente a la que han matado”, agrega Pilar Hernández, viuda de guardia civil asesinado en Estella (Navarra) en 1988, que deja bien claro que quien acabó con ETA no fue PSOE o PP sino el acorralamiento a una banda debilitada por la acción de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

La asociación se rehace tras el vacío de Aliste

La pandemia ha suprimido las reuniones mensuales de las víctimas salmantinas del terrorismo, pero ellos siguen en contacto vía Wasup a la espera de conformar una nueva junta directiva para el próximo febrero tras el vacío que dejó el inesperado fallecimiento del comandante Juan José Aliste. “Todos somos compañeros y amigos y nos apoyamos”, explican. “Mi familia me da la vida pero yo no me sentía comprendida por nadie salvo por otras viudas como Victoria y Mari Carmen. Nos desahogamos, somos amigas y hemos criado a los niños juntas. Somos una pequeña familia”, confiesa Pilar, que tuvo que dejar Navarra y reiniciar su vida junto a sus hijos pequeños tras el atentado. Su caso nunca fue juzgado y el asesino de su marido, aunque cumplió pena por otros atentados, “ya está en la calle desde la Doctrina Parot”, confirma con rabia. “Pusieron una bomba al primer coche que pasara de la Guardia Civl y le tocó a mi marido por casualidad. Los etarras mandaron después un comunicado diciendo que la bomba no era para ellos sino para un Land Rover de 5 guardias que tenía que pasar media hora después. Se disculparon por la equivocación pero no por matar”, agrega con enfado.

“Los nuestros no cuentan para nada”

Cuando el Gobierno tanto habla de memoria histórica y de recordar a las víctimas de la Guerra Civil, Victoria, Mari Carmen y Francisco denuncian el olvido intencionado a las víctimas del último medio siglo. “Los etarras están ahí, mandando, riéndose de todos. Ellos van a ser ahora los salvapatrias y demócratas y los nuestros no cuentan para nada”, agrega Mari Carmen, que se mantiene en un segundo plano en este encuentro marcado por la niebla. Sólo habla para recordar los desprecios que sufrió tras la muerte de su marido, ametrallado cuando escoltaba un camión de explosivos. “Me decían que no era para tanto. No podíamos ni llorarles. Yo después del funeral tuve que reunirme con el féretro en un peaje de la autopista en Altube”, relata con dolor.

Asesinatos sin juzgar

Las víctimas no sólo tienen que acarrear con el olvido de la sociedad sino con la falta de confianza en la Justicia. Una decena de asesinatos a víctimas de Salamanca n se han juzgado. En el caso de Victoria, el asesinato de su marido ya había prescrito. “El etarra, de Cáceres, vive en Madrid tranquilamente, y yo tengo que ir a ver un trozo de lápida. Aunque van a la cárcel por otros atentados no cumplen ni los 30 años ni los 25. Salen a un año de cárcel por muerto”, critica Victoria, afincada desde su infancia en el País Vasco y “señalada” por casarse con un guardia civil. “Tenías que mirar los bajos del coche cada día, aguantar los desprecios diarios...”. A Victoria se le quiebra la voz al recordar los “insultos al autobús y coche fúnebre” cuando iba al funeral de su marido. “Era un perro que estaba allí para que lo mataran, me llegó a decir un jefe de la Guardia Civil. No te apoyaba ni el Gobierno, ni el pueblo, ni los jefes de la Guardia Civil”, añade Victoria, a quien no le vale el perdón de algunos presos sino que cumplan íntegramente las condenas. “La gente normal nos recrimina ahora que cuánto nos va a durar esto, cuánto más vamos a explotar esto y qué queremos. No empatizan. No saben cómo nos sentimos al cerrar la puerta de casa”, se queja.

“Tenían que poner la serie de Amazon en colegios”

El programa de charlas de víctimas en colegios e institutos de la Junta de Castilla y León se ha paralizado por la pandemia aunque en la AVT esperan que se retome para luchar contra el desconocimiento de la historia de ETA entre los jóvenes. Una encuesta reciente señala que la mitad de la población joven de España no sabe si ETA sigue activa o no y seis de cada diez personas de entre 15 y 30 años ignoran quién fue Miguel Ángel Blanco. Victoria y Pilar están viendo el documental “El desafío: ETA” de Amazon Prime y aunque señalan que son escasos los testimonios de víctimas en la serie, abogan por que se proyecte en institutos a los jóvenes.

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