La Gran Vía recupera su ritmo: soportales en el nuevo edificio frente a Varillas
Los propietarios del último solar disponible prevén levantar un nuevo inmueble en línea con el entorno
80 años después de la construcción del primer soportal en la Gran Vía, se proyecta un nuevo tramo a la altura del número 63, frente a la calle Varillas. Una vez concluido, la continuidad de los casi 800 metros de soportales solo quedará interrumpida por el edificio del número 57, junto a las escaleras de La Riojana.
Este hito urbano se logrará con la próxima edificación de un inmueble en el único solar disponible de esta emblemática vía salmantina, que lleva un cuarto de siglo sin uso. El edificio anterior no contaba con soportales, pero el nuevo proyecto los incorpora para dar continuidad al ritmo de pórticos y, al elevar la altura del inmueble, minimizar la vista de las medianeras laterales.
La propuesta sigue la recomendación de la Comisión Técnico Artística, que plantea un ligero retranqueo en las plantas superiores respecto al volumen original. La edificación será la misma, pero se plantea incrementa el número de plantas a cinco.
Los promotores han redactado ya un estudio de detalle, paso previo al proyecto definitivo, que ha recibido el visto bueno de la Comisión Técnico Artística del Ayuntamiento, según se informó en la Comisión de Fomento.
El documento deberá ahora aprobarse en el pleno municipal antes de redactar el proyecto final.
En la comisión, el debate se centró en el tipo de arcos que se construirán en este nuevo tramo. El estudio propone arcos rebajados, siguiendo el formato del edificio original. Algunos miembros plantearon si sería posible sustituirlos por arcos de medio punto para unificar la estética del conjunto, algo que se descartó «porque el edificio tendría que incrementar la altura y modificar su configuración». Así, el proceso para ocupar el último solar disponible en la Gran Vía sigue adelante.
80 años de las fachadas orientadas a poniente
La Gran Vía empezó a idearse en 1902 para trazar una calle que atravesase de norte a sur la ciudad que entonces tenía 25.000 habitantes y, de paso, conectar la estación de ferrocarril con el puente sobre el Tormes que empezó a construirse ese mismo año.
Hubo varios proyectos, pero fue en 1944 con la aprobación del Plan de Reforma Interior y Urbanización del Ensanche cuando se estableció la construcción de soportales, seña de identidad de la emblemática calle salmantina que se proyectó para las fachadas de poniente, evitando de paso el sol de la tarde que podría hacer demasiado sofocantes los paseos.
Curiosamente el primer edificio en construirse con esta estética fue el desaparecido Teatro Gran Vía, situado en el lado opuesto a la galería de pórticos actual. Durante ocho décadas el tramo se fue extendiendo y ahora se amplía con la construcción del nuevo edificio en el único solar vacío de la Gran Vía.
Un inmueble que se derribó tras declararse en ruina. Estaba catalogado como edificio de interés, por lo que se dio permiso para desmontar la fachada después de la representación con la indicación precisa de sus medidas verticales (cotas) y otros detalles constructivos, la numeración de todos los elementos y el compromiso de su correcto almacenamiento y protección.
Esto permitirá cumplir con una de las imposiciones a los promotores: «reconstruir la fachada con estricta repetición dimensional».
Para evitar el impacto visual de las medianeras se les autoriza, además de la construcción de los pórticos, un retranqueo de los pisos superiores inspirado en el edificio de la calle Azafranal 15-17 con fachada hacia la plaza de Santa Eulalia, junto al antiguo edifico de la Librería Cervantes