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La historia de Marina Cordón y Martín Pedraz es la de toda una vida entregada a una vocación que ayuda a salvar vidas. La enfermería ha marcado su camino; sin embargo, ha llegado el momento de que dejen paso a las nuevas generaciones. Con la mochila cargada de emociones y experiencias, y a las puertas de la jubilación, reflexionan acerca de todo lo vivido y aprendido durante tantos años de profesión en primera línea.
La salmantina Marina Cordón terminó sus estudios de Enfermería con 19 años recién cumplidos. «Tengo el honor de haber trabajado en casi todos los centros de Salamanca, incluido el psiquiátrico de San José, y he desempeñado una labor asistencial que me ha encantado. Nuestra profesión es maravillosa y nos llena muchísimo», manifiesta. La enfermera ha podido vivir su profesión desde diferentes perspectivas. Ha trabajado durante 44 años con pacientes, en gestión, ha sido directora del Hospital de Los Montalvos, en Atención Primaria y en muchas otras áreas. «Estoy muy satisfecha, porque se trata de una profesión muy sacrificada, íntimamente vocacional. Todo lo que hemos hecho ha sido con sumo gusto: turnos, festivos importantes, navidades, vacaciones sacrificadas, turnos para cubrir a otras compañeras... todo eso lo hemos hecho sin cuestionarnos, porque los pacientes y las familias son muy agradecidos. Muchas veces eres el consuelo de las personas cuando no hay otro remedio», asegura.
Pero en este oficio también se viven momentos difíciles. La enfermera afirma que hay que ser psicológicamente muy fuerte para afrontar algunos servicios. «Es la tónica general en áreas como paliativos. Nunca estamos lejos del sufrimiento, sobre todo donde hay enfermedades, donde hay un niño que sufre, una familia que pierde a un familiar... al final adquieres un vínculo con los pacientes», afirma. A pesar de ello, la salmantina reconoce también que «no puedes hacer tuyos todos los problemas».
Después de toda una vida entregada a esta profesión, Cordón se queda con la satisfacción de haberse podido realizar en la vocación que eligió desde niña. «En ella he encontrado compañeros maravillosos y he tenido la gran suerte de trabajar con buenísimos profesionales de la medicina. Además, a los profesionales que ahora son adjuntos también los conocí cuando eran residentes en sus comienzos. Eso no tiene ningún precio», afirma.
Recuerda los momentos de pandemia, en los que se puso de relieve la importancia del trabajo de enfermeros y sanitarios, y su valor para la sociedad. «Esta profesión es esencial. Realmente no funcionarían los hospitales si enfermería no estuviera en primera línea. Es fundamental para dar una calidad asistencial y unos cuidados básicos en la vida de las personas. Es una profesión que hay que cuidar», afirma.
El enfermero salmantino Martín Pedraz acabó sus estudios en el año 1981 y tuvo que partir al servicio militar obligatorio. Se licenció en 1982 y comenzó a hacer sustituciones. Consiguió la interinidad en Navalperal de Pinares, localidad en la que ejerció durante siete años. «Fui el número trece de la oposición de la Junta de Castilla y León. A partir de ese momento, trabajé de forma provisional en el centro de salud del barrio de Pizarrales», explica.
No obstante, consiguió la plaza definitiva en el centro de salud de Matilla de los Caños. En este municipio ha trabajado como enfermero durante más de tres décadas.
«Este oficio me ha dado mucha satisfacción, siempre son todo agradecimientos. A nivel rural, la gente es mucho más agradecida que en la ciudad. El trato es mucho más cercano y personal», manifiesta. Después de toda una vida, guarda anécdotas y recuerdos de todo tipo.
Recuerda la experiencia que vivió con una mujer del primer pueblo en el que estuvo, mayor de 80 años, a la que había visitado a domicilio en varias ocasiones. «Acabé de ponerle la inyección y me dijo que me daba veinte duros para que tomase un café. Le dije que no podía aceptarlo y me preguntó si la estaba despreciando, con cara de lástima. Yo no sabía qué hacer», afirma. El balance de Pedraz es positivo: su vocación ha convertido su vida en un camino completamente pleno que le ha hecho muy feliz.
Ambos profesionales fueron reconocidos ante sus compañeros en el acto de homenaje a los colegiados jubilados durante el último año, una cita celebrada en el Colegio de Enfermería de Salamanca el pasado 15 de mayo.
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