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José Hernández en un concierto en Whittier, California.
«Me fui a estudiar seis meses a Estados Unidos y llevo ya más de 20 años viviendo allí»
SALMANTINOS POR EL MUNDO

«Me fui a estudiar seis meses a Estados Unidos y llevo ya más de 20 años viviendo allí»

José Hernández se mudó de Salamanca al país norteamericano para cumplir su sueño como guitarrista

Martes, 10 de septiembre 2024, 08:55

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La trayectoria musical de José Hernández da comienzo en la tranquila capital salmantina y llega hasta los vibrantes escenarios de Estados Unidos. Lo que empezó como una aventura de seis meses en tierras americanas se transformó en una residencia que ya suma 21 años e incluye una familia.

¿Cómo es su vida allí?

—Conocí a mi mujer en 2007 y tengo dos hijos. Vivimos en una ciudad llamada Whittier (Los Ángeles). Después de muchos años, hice otro máster en Estados Unidos y ahora soy profesor de música en la universidad. También toco para artistas locales y otros más conocidos. A lo largo de estos 21 años ha habido de todo.

¿Por qué se mudó a Los Ángeles?

—Me fui para estudiar en una escuela de guitarra eléctrica, el 'Instituto de Músicos' de Hollywood, que era mi sueño de toda la vida. Estuve en Salamanca trabajando en escuelas de música, dando clases privadas, tocando en orquestas…, hacía lo que podía como músico para ahorrar. En un momento vi que tenía suficiente como para hacer un pequeño curso y me fui para allá. Como venía con buen nivel del Conservatorio y había estudiado aquí en la Universidad, me ofrecieron completar la titulación en solo tres meses más, entonces extendí mi estancia. Luego allí conocí a alguien y así empezó la cosa de quedarme. Me fui a estudiar seis meses y llevo ya 21 años viviendo allí.

¿Estudió en la Universidad de Salamanca entonces?

—Sí, estudié Musicología en la Universidad de Salamanca porque era lo más cercano a la música que había, una carrera bonita pero no tan práctica. Al principio, empecé en Empresariales por presión familiar, pero un profesor, al ver mi dedicación a la guitarra, me dijo: «¿qué haces aquí?», y me sugirió que siguiera mi pasión. Eso me hizo reflexionar y decidí cambiar a Musicología.

¿Con qué grupos o personas reconocidas en el ámbito de la música ha trabajado?

—He sido guitarrista de Sofía Reyes durante más de ocho años. Empecé con ella cuando tenía 18 o 19 años, y he grabado su último disco. A lo largo de estos 20 años, he tocado en muchos estilos, desde heavy metal hasta funk, con artistas que quizás no sean muy conocidos fuera del mundo de la música, pero sí dentro de nuestro ambiente. He tocado con Maná, además de dar clases a Sergio Vallín, el guitarrista de la banda. También he colaborado con Mikel Erentxun cuando venía a Los Ángeles, y el último músico conocido con el que trabajé fue Scott, un saxofonista que tocó por ejemplo con Beyoncé. Con tantos años en la música, muchas veces me olvido de gente con la que he tocado.

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¿Cuáles fueron sus principales retos al principio?

—Mi mayor reto fue el idioma y el choque cultural. Pensaba que sabía inglés, pero la realidad fue muy diferente. La ciudad tiene una cultura y una forma de relacionarse muy distintas a las de Salamanca. En Los Ángeles, la vida es bastante solitaria; la gente no suele interactuar tanto y la ciudad no está hecha para caminar. Tienes que hacer un esfuerzo extra para ver a alguien, y eso contrasta mucho con la calidez y cercanía de Salamanca. Además, la cultura de Los Ángeles es única y a veces difícil de entender. Es una ciudad donde los vecinos no se conocen, y la gente a veces puede ser muy interesada. Al principio, me costó adaptarme y comprender cómo funcionaba todo eso.

¿Qué es lo que más añora de Salamanca ? ¿Sigue viniendo?

—Intento venir una vez al año para visitar a mi familia, que mis hijos practiquen el español y que conozcan cómo es la vida aquí. Echo de menos, lógicamente, a mi familia, amigos y la cercanía con la gente con la que crecí, además de la comida y los lugares que eran parte de mi vida. Llevo a mis hijos a los parques, monumentos y sitios donde tocaba y les cuento anécdotas.

¿Qué es lo mejor y lo peor de residir en Los Ángeles?

—Lo mejor y lo peor puede ser a la vez la vida en soledad. Puede ser dura pero te permite centrarte más en tu familia y en tu pasión y tomar decisiones sin que la gente alrededor te esté dando un juicio y te esté afectando. Yo creo que en Salamanca todo el mundo tiene una opinión y te la da con su mejor intención, pero al final pueden influir en tus decisiones.

¿Ha pensado alguna vez en volver a vivir en Salamanca?

—En 2007 tuve la oportunidad de regresar a España, pero fue cuando 'pegó' la crisis económica y todos me aconsejaron quedarme porque tenía trabajo. Así que me quedé, pero no fue una decisión de quedarme para siempre. He pensado en volver muchísimas veces, pero no puedo hacer ese tipo de planes porque he visto como la vida te los cambia. Me encantaría volver a España cuando me jubile, pero lógicamente las decisiones que tomo ya no son mías, son para mí y mi familia, tengo que pensar en el bienestar de mis hijos y mi mujer, que tiene toda su familia en Estados Unidos.

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