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El actor salmantino José Antonio Sayagués.
Entrevista a José Antonio Sayagués: «Lo que te llevas es la sabiduría de la vida»

Entrevista a José Antonio Sayagués: «Lo que te llevas es la sabiduría de la vida»

Entrevista al actor que interpreta a 'Pelayo' en 'Amar es para siempre', el triunfo de una vocación

Clara Delgado

Salamanca

Domingo, 20 de agosto 2023, 18:37

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'Amar es para siempre', la emblemática serie que ha triunfado durante tantos años en la televisión, llega a su fin con el estreno de su última temporada, la número doce. José Antonio Sayagués es el salmantino que interpreta al reconocido tabernero, Pelayo, quien ha estado al frente del emblemático bar 'El Asturiano'. A pesar de su pasión por la actuación, nunca llegó a pensar que terminaría triunfando en una de las series más longevas de la televisión española.

¿Cómo se siente al saber que esta es la última temporada de esta serie en la que ha estado tantos años?

En esta vida, todo se acaba. Todo tiene un principio y todo tiene un fin, evidentemente. Entonces, digamos que mientras suene la música, yo seguiré bailando este tango y cuando deje de sonar esta música, pues bailaré otro tango.

¿Cómo empezó su pasión por el mundo de la interpretación?

Hace mucho tiempo ya. Yo empecé a sentir este tipo de curiosidad por la interpretación, porque era muy pequeño. Tendría como cinco años y me gustaba transformarme en muchas cosas; en animales, en algo diferente a lo que yo era. Era un niño que jugaba a transformarse en cosas. Eso era para mí un juego muy divertido.

¿En algún momento pensó que esta curiosidad le llevaría a dedicarse a esto?

Nunca. Simplemente yo seguía con esa tendencia. Sabía que había una vocación. Esa vocación pasa del juego simplemente a algo que tú ya quieres hacer con más intensidad. Luego eso ya empieza a aparecer de una manera más clara ya por la adolescencia.

Su personaje Pelayo ha sido muy icónico a lo largo de los años en esta serie. ¿Qué significa para usted Pelayo?

Pelayo para mí es un personaje icónico, que tiene una presencia importante para mí como actor. Ha habido que elaborarlo desde el primer momento. El personaje actual ha evolucionado desde que empezó la serie, en 2005. En aquel entonces era simplemente una especie de figuración especial que iba a durar dos capítulos. Y he hecho casi 4.500. Eso era algo que fui creando a medida que iba pasando el tiempo. Y a mí me iban dando la facilidad de que las ideas que yo iba poniendo sobre el personaje se iban aceptando.

¿Qué le ha aportado este personaje durante estos años?

Lo que te llevas es la sabiduría de la vida. Te llevas una sabiduría muy profunda de haber hecho una investigación del comportamiento de una persona muy apegada a la tierra. Muy llana y muy del pueblo. Para mí ha sido hasta terapéutico. Porque es muy estoico. Tiene un sentido de la filosofía muy profundo y del refranero español. Como actor, me ha cambiado la vida, evidentemente.

Han acompañado durante muchos años a muchos espectadores. ¿Ha recibido todo ese cariño?

Sí, es una muestra constante del cariño que hay. Y de la entrega. Muchos te paran por la calle y dicen: «Ahí va el abuelo Pelayo». Esto no es solamente una entrega constante a nivel local o nacional. Recibo mensajes desde lugares como Australia, Alemania o Estados Unidos. Esta serie ha irradiado como un fenómeno social.

¿Cómo se siente de unido a Salamanca después de todo lo que ha conseguido?

Salamanca es para mi patria. Yo he metido y meto en el personaje muchísimas cosas de Salamanca. Por ejemplo, en una ocasión una japonesa a la que me encontré en la Puerta del Sol me dijo que veía la serie desde Tokio. Ella había empezado a dominar el castellano a través de la serie. Me preguntó que había una palabra que no entendía y era la palabra 'charrita'. Ahí le expliqué de dónde venía esa palabra. Hay muchos tiros de nuestro acervo lingüístico salmantino que yo he metido y meto y sigo metiendo.

Después de su trayectoria en el teatro y en la televisión, ¿con qué se queda?

Son dos mundos diferentes. Son dos formas de interpretar, de hacer, de vivir, de sentir el tiempo y el espacio muy distintas. El teatro es aquí y ahora. Es la inmediatez. Es el riesgo. Es el jugártelo todo a una carta. En la televisión se puede repetir lo que haga falta. Son dos mundos distintos. A mí me encantan los dos.

¿Cómo han estado los ánimos de todos sabiendo que esta es la última temporada a la hora de grabar?

Los actores sabemos que las cosas tienen un principio, un desarrollo fin. Y todo el mundo es igual. La gran ventaja es que son muchos años de una serie diaria. Y eso ya es un triunfo total y absoluto. Yo llevo en televisión 20 años seguidos y eso ya es un triunfo.

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