Borrar
Maite Viloria, detrás del mostrador de su negocio.

El emblemático negocio que perdura en Salamanca desde hace más de un siglo: «Vengo porque me lo ha dicho mi abuela»

Esta droguería situada en la avenida Portugal lleva despachando en la ciudad desde 1920

José Fuentes Rajo

Salamanca

Sábado, 28 de diciembre 2024, 07:44

En numerosas ocasiones hemos publicado en este medio reportajes sobre la difícil situación que vive el comercio local salmantino. Cerca de ochocientos negocios han cerrado en la capital desde la pandemia, y la falta de relevo generacional se presenta como una de las principales causas de esta 'epidemia' que asola las calles de la ciudad.

Por ello, los negocios con una gran longevidad no solo producen una especial alegría a quienes los observan, sino que también pasan a formar parte de esa historia que no se escribe en los libros ni se enseña en los colegios, pero que pertenece a la memoria de la gente de los barrios, como es el caso de la droguería Aniano, que lleva resistiendo exitosamente durante más de un siglo.

La droguería Aniano vista desde la avenida Portugal.

Actualmente, se encuentra en el número 60 de la avenida Portugal, pero su localización original en 1920 fue la Plaza del Peso y, más tarde, se trasladó a la calle Cristo de los Milagros hasta que, hace dos años, decidieron situarse en esta arteria de la ciudad.

En aquella tienda de la Plaza del Peso comenzó la andadura del negocio el droguero Custo Bajo, pero quien le dio el nombre que luce actualmente en el letrero fue Aniano, un empleado que terminaría convirtiéndose en el propietario del negocio tras la Guerra Civil. La tienda pasó posteriormente a manos de los hijos de Aniano, quienes continuaron la estela del negocio hasta que los actuales propietarios, Maite Viloria y Jesús Losada, lo adquirieron.

«No nos importa explicar las cosas mil veces»

Aunque hoy por hoy ya no se trata de un negocio familiar, este matrimonio ha sabido preservar el legado de los anteriores propietarios a través de mucho esfuerzo e ilusión. De lunes a viernes, y los sábados por la mañana, una clientela fija formada por generaciones de familias palía el impacto negativo del mercado online en los comercios locales, desde nietos hasta abuelos: «Vengo porque me lo ha dicho mi abuela», les comentan, por ejemplo, algunos de los clientes más jóvenes.

El trato cercano es la filosofía de este negocio: «Llevamos tantos años porque no nos importa explicar las cosas mil veces. Queremos que el cliente se vaya sabiendo cómo tiene que manipular el producto». Y es que este asesoramiento supone una ventaja frente a la «frialdad» de las ventas de productos por Internet.

UN ESTRECHO VÍNCULO CON LOS CLIENTES

Este mimo en la relación de cara al público ha estrechado mucho el vínculo con la comunidad. De hecho, lo que más aprecia Maite de su trabajo es el día a día con sus clientes, con los que considera que han formado «una pequeña familia»: «Lo que más me gusta es ver caras conocidas, sobre todo de la gente mayor. Cuando pasa tiempo y no los ves, ya piensas algo feo que no te gusta. Verles nos agrada mucho, tanto a mí como a mi compañero». El compañero al que se refiere Maite es José Ángel, el empleado que les acompaña día a día y que también es partícipe de esta especial relación que mantienen con los compradores.

Maite y José Ángel atendiendo a una clienta.

Aunque no solo el trato personalizado ha fraguado el éxito centenario de Aniano, sino también su amplia oferta de productos difíciles de encontrar, sobre todo en el ámbito de la restauración, y también en el cuidado de muebles, suelos, limpieza del hogar o higiene personal. Además, en la droguería también se pueden adquirir todo tipo de materiales relacionados con la pintura, desde pinceles hasta materiales acrílicos de todos los colores, así como pilas, esculturas o materiales de ferretería.

RETOS DE FUTURO

De cara al futuro y como muestra de adaptación a los nuevos tiempos, Aniano busca adentrarse también en el mercado que ahora le está robando a la clientela más joven: el universo online.

«Queremos introducirnos en el mercado digital porque ahí está el futuro. Queremos llegar a esa generación que no alcanzamos todavía», confiesa Maite a LA GACETA.

En resumen, el secreto para que un negocio perdure más de 100 años en nuestra ciudad reside en ofrecer una amplia gama de productos, saber reinventarse y, sobre todo, crear una relación estrecha con los clientes.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El emblemático negocio que perdura en Salamanca desde hace más de un siglo: «Vengo porque me lo ha dicho mi abuela»