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Diez rastreadores en la Base de Matacán. | FOTOS: ALMEIDA
Ficha de rastreo del caso y contactos estrechos.

El trabajo de los rastreadores militares: “Le llamo del cuartel. Ha dado positivo”

Un total de 32 para trasladan al Sacyl toda la información de los casos en Salamanca y sus contactos estrechos

Martes, 6 de octubre 2020, 22:00

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En el cuartel Arroquia, desde hace una semana un equipo de 32 militares, más otros 10 en reserva, ha cambiado sus labores habituales en los batallones de Ingenieros por intensivas jornadas al teléfono como rastreadores para la provincia de Salamanca en la “Misión Baluarte” de apoyo en la lucha contra la pandemia. Defensa confirma que de los 1.656 rastreadores militares que hay en todo el país, 249 trabajan para Castilla y León, y de ellos 183 pertenecen a las bases del Ejército de Tierra en Salamanca, Valladolid, Burgos y León y 66 al Ejército del Aire en León, Valladolid y Salamanca. La Base Aérea de Matacán se sumó ayer a esta labor “para descargar a los sanitarios”, activando a un equipo de 10 rastreadores, con otros 6 de reserva, para seguir los casos en Zamora.

“Buenos días, soy el cabo González y le llamo desde el Cuartel General Arroquia del Ejército. ¿Cómo se encuentra usted? Sabemos que ha resultado positivo en la prueba PCR de COVID-19...”. La empatía es una de las claves que se trabajan en el curso online de 20 horas que han realizado estos militares, que después perfeccionan en una sesión práctica de rastreo con la Unidad Militar de Emergencias (UME). En la Base de Matacán el grueso es personal voluntario, mientras que en el Regimiento se ha seleccionado a militares que destaquen por su empatía, liderazgo y cualificación sanitaria.

Cada mañana, sobre las 9:00 horas, el Área de Salud de Salamanca hace llegar al Arroquia los listados de nombres y teléfonos de los casos con resultado positivo en PCR desde las 8:00 horas del día anterior hasta las 8:00 horas de ese mismo día. A partir de ahí, los militares comienzan su labor (con turnos de mañana, de tarde y de fin de semana) de rastreo. Las primeras llamadas se realizan a las personas mayores, de riesgo; después a los jóvenes que suelen acumular numerosos contactos estrechos y por último, al resto. En algunos casos, la llamada del militar confirmando el positivo en PCR llega antes que la llamada del propio médico de familia, por lo que los soldados deben encargarse de tranquilizar y resolver las primeras dudas de los que acaban de recibir la noticia al otro lado del teléfono. Tras registrar los síntomas y estado del paciente, el segundo objetivo es recopilar todos los contactos estrechos y facilitar a Sacyl toda la información posible para que en segundo término sean los profesionales sanitarios los que realicen el seguimiento y determinen a quién hacer PCR en casos dudosos.

“Normalmente la gente suele colaborar y facilita los contactos y teléfonos. Están concienciados de proteger a esas personas. Nuestro trabajo consiste en sacar toda la información posible. Para eso hay que tener empatía y hacer la misma pregunta de diferentes maneras. Sólo hemos tenido uno o dos casos contados que se negaron. La mayoría de contagios se producen en encuentros familiares o eventos como comuniones, y alguno ya hemos tenido en residencias o pisos de estudiantes”, confirma el teniente Pérez del Arroquia.

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