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Policarpo Sánchez, trabajado con las paralelas para volver a caminar.
El durísimo coronavirus que ha padecido Policarpo Sánchez (Salvar el Archivo): "Estuve desahuciado dos veces. En mi tramo de edad uno de cada tres han muerto"

El durísimo coronavirus que ha padecido Policarpo Sánchez (Salvar el Archivo): "Estuve desahuciado dos veces. En mi tramo de edad uno de cada tres han muerto"

Tras 57 días ingresado, donde ha estado 17 días en coma inducido, se recupera en Beleña

Viernes, 5 de junio 2020, 00:55

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Tras 57 días ingresado en el Hospital Clínico Universitario por coronavirus, donde ha estado en coma inducido en la UCI, intubado, y con un tratamiento experimental, Policarpo Sánchez, presidente de Salvar el Archivo de Salamanca, se recupera en Residencial Beleña, donde trabaja con un fisioterapeuta para aprender a andar de nuevo y recobrar el tono muscular.

–Es un gran superviviente del coronavirus. ¿Sabe cómo se contagió?

–Poco antes de caer enfermo estuve en Madrid, justo antes del confinamiento, con medios de comunicación. Estuve un día completo, pasé una noche allí porque uno de los programas era nocturno. Y esa es la única vez que rompí un poco mi dinámica, pero no lo sé con seguridad. Das manos a todo el mundo y es imposible saber dónde estuvo el contagio.

–¿Cómo fueron los primeros síntomas?

–Empecé con fiebre dos o tres días. Al tercer o cuarto día me faltaba aire. Fui a Urgencias del Clínico y me ingresaron automáticamente. Y luego me he enterado a posteriori de que entré inmediatamente en la UCI. Me han llevado los doctores Víctor Sagredo, jefe de Medicina Intensiva del Hospital, y la doctora María Teresa Recio. La doctora me dijo, nada más entrar en la UCI: “Te vamos a dormir, Policarpo” y eso es lo último que recuerdo, aunque sé que me mantuvieron boca abajo para que respirara mejor. Me volvieron a despertar 17 días después. Y otro médico, me dijo: “Estás en el Hospital de Salamanca. ¿Sabes qué es?”. Yo dije que sí y el doctor me dijo que era 17 de abril. Mi familia se comió todo porque en dos ocasiones les llamaron para comunicarles que el fallecimiento podía ser inminente, que había muy pocas posibilidades de salir adelante, pero que iban a seguir haciendo todo lo posible. Y lo conseguí. Víctor Sagredo escribió a Enrique de Santiago [abogado y miembro de Salvar el Archivo] porque yo di su teléfono de contacto al entrar en el Hospital, pensando que iba a ser para un día o dos el ingreso, y porque acababa de hablar con él, diciéndole que iba al Hospital. Y Víctor Sagredo, desde su correo del Hospital, pidió autorización a Enrique, bajo su responsabilidad, para hacer un tratamiento experimental con células madre mesenquimales.

–¿Y ese tratamiento le ha salvado la vida?

–No lo sé. Sé que intentaron muchas cosas. Mi diagnóstico inicial fue “Neumonía bilateral grave producida por coronavirus y polineuropatías graves propias del enfermo crítico”. Estuve desahuciado por dos veces y las palabras que repiten mi hermano y Enrique de Santiago es que estuve extremadamente crítico.

–Imagino que está agradecido al sistema sanitario salmantino.

–Soy muy afortunado por ser salmantino y haber ingresado en el Hospital de Salamanca. Creo que ha estado a nivel punta del país en cuanto a tratamientos y a poner los máximos conocimientos en práctica. Y junto a eso, el enorme trato profesional y el enorme trato humano. Ha sido impresionante. Los médicos han sido fantásticos, como las enfermeras, auxiliares, celadores, fisioterapeutas... En la UCI yo pensaba: “¿Cuándo descansa esta gente?”. Y realmente han puesto en peligro su vida para salvar a cientos de personas. En mi tramo de edad han fallecido en el Clínico una de cada tres personas, según dijo Víctor Sagredo en una entrevista con LA GACETA. El personal sanitario ha sido la clave para poder contarlo.

–¿El 17 de abril, cuando se despertó, estaba intubado?

–Intubado, inmóvil en la cama, lleno de vías... Realmente impresionaba. Me desintubaron ese día, pero me volvieron a intubar el 20 o 21 por la debilidad pulmonar que tenía. Cuando fui desintubado, el médico me puso en contacto con mi hermano por móvil y fue tremendamente emocionante volver a ver una cara de mi familia, tras estar incomunicado del mundo y solo, con la única compañía del personal sanitario.

–¿Le dijeron que había estado muy crítico?

–Me dijeron que estaba muy bien en comparación a cómo había estado, que había estado muy malito. Cuando me elevaban la cama para respirar mejor, veía que me había quedado en los huesos, y era consciente de que algo muy malo me había pasado. Yo he tenido la sensación de que la vida me ha regalado una segunda oportunidad y que quiero aprovecharla para hacer el bien a todos los niveles; dando importancia a las cosas que de verdad la tienen, sin perder el tiempo en dimes y diretes que consumen tantas energías y tiempo. Quiero ser útil para la sociedad de Salamanca en todo lo que pueda, empezando por supuesto por continuar con la defensa del Archivo y del patrimonio.

–Después de la UCI ¿cómo ha continuado su recuperación?

–Después de salir de la UCI, estuve veintitantos días en la planta sexta. Tengo pérdida de masa muscular y de peso, brutal. También tengo pérdida de capacidad pulmonar. Respiro muy poquito, no puedo caminar y voy en silla de ruedas. Me han dado el alta clínica, pero no me autorizan a ir a casa porque no puedo hacer cosas básicas como el aseo y la alimentación. Con la Junta de Castilla y León buscaron una residencia que tuviera activo el servicio de fisioterapia. La única abierta era Residencial Beleña. El trato del personal es fantástico y para la fisioterapia, que es la clave, hay un fisioterapeuta fantástico. Estoy aprendiendo a caminar, con ejercicios todos los días. Llevo desde el sábado, sin visitas todavía, pero ya me han traído cosas de aseo, personales y el portátil.

–Superó un cáncer de hígado. Quienes han tenido cáncer y coronavirus dicen que solo con la COVID-19 se han visto cerca de la muerte.

–Es verdad. En la otra ocasión nunca pensé que iba a morir, pero con la COVID, sí. Por eso hago un llamamiento a la gente que está recuperando su vida social para que lo hagan con cabeza y extremen las precauciones. El virus sigue entre nosotros. No es una gripe. Es una enfermedad terrible, que mata en medio de una soledad tremenda para el paciente y para sus parientes. Es tremendamente peligrosa y no se puede perder la cabeza ahora que se puede salir.

–¿Ahora tiene dolores?

–En la cama me encuentro bien. Sentado o de pie, siento que me abrasan los pulmones. Me falta aire. Pero no he tenido dolores musculares al estar en coma inducido hasta que pasó el peligro.

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