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Lauren y su familia pasea por una de las zonas verdes de la ciudad de Salamanca. ALMEIDA

El drama de una familia asentada en Salamanca: “Nadie sabe lo que es ver a tus hijas pasar hambre”

Lauren Dayanna abandonó Venezuela en 2017, para empezar su vida en España junto a su marido e hijas. Desde su llegada, Cruz Roja le ayudó a tomar las riendas de su vida. El pasado año sufrió un revés y necesitó apoyo económico de la ONG

Domingo, 26 de marzo 2023, 22:58

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Lauren Dayanna llegó a España desde Venezuela, con sus dos hijas de 10 y 12 años en el 2017. Su esposo, Gregory, residía aquí y ambos soñaban con un futuro juntos, lejos del hambre y las necesidades de su país. “En Venezuela la situación económica y los problemas del gobierno son muy graves. Mi llegada fue muy complicada, sentí un desarraigo emocional muy doloroso y encontré en Cruz Roja la forma de salir adelante. Ellos estuvieron junto a mí desde el primer momento”, explica Lauren.

Con una maleta con “dos trapos” para cada una de ellas, Lauren se embarcó en un nuevo destino abandonando el lugar que le había dado la felicidad más grande, pero también la tristeza más amarga: “Dejé atrás recuerdos y familia, pero nadie sabe lo que es ver a tus hijas pasar hambre. La gente piensa que venimos a España a robar o hacer cosas malas, pero lo único que buscamos es luchar para mantenernos a flote. Yo llegué enfocada en conseguir un techo independiente y poder encontrar un trabajo para mi y un instituto para las niñas”, recalca.

Cuando llegó a España, su marido residía en Córdoba y ellas se establecieron en la casa de un tío él. Allí vivían, en ese momento, dieciséis personas. “A los tres meses de llegar a España, Gregory consiguió trabajo y nos pudimos independizar a un piso de alquiler. Yo en ese momento estaba esperando que me concediesen el permiso de trabajo y poniéndome al nivel, porque no me traje ningún papel homologado de mis títulos en Venezuela”, reconoce Lauren.

Cuando recibió el permiso de trabajo, a los seis meses de llegar a España, Lauren comenzó a trabajar en residencias y en la hostelería. Durante ese tiempo también aprovechó para realizar cursos: “Mi objetivo era no estar limitada en las posibles ofertas de trabajo que me podían salir. Cruz Roja me facilitó ayuda para poder acudir a reuniones, charlas, me ofreció formación y orientación laboral y estuvieron a mi lado en todo momento”, afirmó.

Sin embargo, sufrieron un nuevo revés y la ayuda de Cruz Roja comenzó a ser, además, económica. “Yo he intentado desenvolverme, junto a mi marido, en todo lo que he podido. Aún así, he tenido que pedir ayuda económica a Cruz Roja en momentos puntuales”, reconoce Lauren.

El verano pasado estuvo trabajando en una residencia. Cuando acabó, Lauren no consiguió encontrar un nuevo trabajo. En ese momento, la comida y los gastos comenzaron a encarecerse. “Cruz Roja me ayudó con los gastos hasta finales de noviembre. También con la alimentación. En diciembre también nos ofrecieron una cantidad de dinero destinado a las cenas navideñas y un regalo para cada una de las niñas”, explicó

Lo que más agradece de Cruz Roja, es la cercanía que ha mostrado y muestra con ella y con su familia. “Siempre me han hecho sentir como si fuese una más del país. Estoy muy agradecida, en especial con Rocío, que ha estado a mi lado siempre”. También asegura que la ONG ha sido crucial en sus últimos años de vida. “Uno no viene aquí para que lo mantengan, sino para encontrar una base o una orientación. Llegas aquí gateando y tienes la esperanza de que alguien te de la mano para dar los primeros pasos y aprender a andar sola”, concluye.

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