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Jesús Castaño en su taller mecánico de Ciudad Rodrigo CASAMAR
El drama de los talleres mecánicos: “Te dejan trabajar, pero los clientes no pueden venir”

El drama de los talleres mecánicos: “Te dejan trabajar, pero los clientes no pueden venir”

Jesús Castaño lleva su taller mecánico a puerta cerrada, resentido por la fuerte bajada del tránsito de vehículos

Jueves, 7 de mayo 2020, 23:27

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Con el negocio abierto al mismo rendimiento que al inicio de la pandemia, Jesús Castaño Jiménez, propietario de un taller mecánico enCiudad Rodrigo junto con su hermano, lamenta que “aunque te permiten trabajar no es posible hacerlo, ya que los clientes no pueden salir y tampoco usan su vehículo”.

A pesar de la paradoja continúan con sus labores de mecánica, chapa y pintura a puerta cerrada, una dinámica que no ha cambiado con la relajación de medidas. “Si de pronto todos salimos a la calle y permitimos aglomeraciones de nada ha servido el sacrificio desde marzo”, apunta.

Aunque el escaso tránsito de vehículos impacta en el volumen de trabajo, sugiere que muchas personas podrían estar retrasando reparaciones que no les resultan urgentes dadas las circunstancias.

Ante esta perspectiva recuerda que “si la gente acude con alegría nosotros también saldremos a gastar, porque podremos”. Desde que comenzó la desescalada ha notado, sin embargo, ciertas mejoras. “Antes era difícil encontrar repuestos porque muchos proveedores estaban cerrados”.

Añade que el transporte también era más lento, ampliando los tiempos de espera para recibir piezas y la frecuencia diaria, que llegó a descender de tres veces al día a tan solo una. Insiste en que las próximas semanas las encara con incertidumbre. “Veremos cómo va funcionando la cosa”. Mientras tanto, subsiste con un goteo de clientes que con cita previa puede dejar su vehículo en la entrada del taller.

Jesús, que se ocupa de chapa y pintura, o bien su hermano, que se encarga de la mecánica, recogen el vehículo y lo entregan sin tener contacto con nadie por protección.

Al comienzo de la crisis sanitaria abrieron “en teoría para urgencias”, recalca el autónomo. El problema que surge es el mismo al que muchos otros dueños de negocios se enfrentan: permanecer activos sin clientela.

“Hay muchas menos averías que antes, y temo que la gente posponga los temas de chapa y pintura por no ser esenciales”, admite. Y es que la actitud de la gente a la hora de gastar y decidir qué puede esperar y qué no se verá afectada, augura, por el crecimiento del paro y los ERTES de muchos trabajadores.

Alberto Gómez, en la gasolinera de Macotera | TRISOL
Alberto Gómez, en la gasolinera de Macotera | TRISOL

“Esperamos retomar las ventas en julio y en agosto”

El confinamiento y las restricciones a la movilidad por el Estado de Alarma están suponiendo un duro varapalo para las gasolineras situadas en pequeñas poblaciones del medio rural, alejadas además de las grandes vías de comunicación como nacionales y autovías.

“Lo estamos viviendo realmente mal porque somos un colectivo que nos exigen abrir por tratarse de un servicio esencial y no nos podemos acoger a un ERTE, así que tenemos que soportar las cargas salariales y gastos fijos del cien por cien habiendo reducido las ventas en más de un 70 por ciento. Estamos a duras penas salvando el negocio pero se van a unir 15 días de marzo, abril completo y como mínimo 15 días de mayo y calculamos las pérdidas entre 6.000 y 7.000 euros en tres meses, lo que afecta claramente a la viabilidad del negocio en la cuenta anual”, explica Alberto Gómez en la estación de servicio de Macotera.

Alberto Gómez incide, además, en que “este año la campaña de Semana Santa está perdida, el puente del 1 de mayo también, que se trabajaba muy bien, y tenemos la esperanza de que la reactivación sea fructífera y podamos retomar cuota de ventas en julio y agosto porque si no sucede y no recuperamos hasta el 80 por ciento de las ventas que teníamos antes de esta crisis la viabilidad va a ser muy difícil”.

El futuro inmediato se presenta también muy complicado y de la evolución de los próximos meses depende que este tipo de negocios en el medio rural puedan seguir abiertos. “Nosotros ahora mismo estamos intentado dar cobertura extensa en cuanto a horario, facilitar el mayor número de horas posibles aún suponiendo coste salarial fuerte y de cara a verano plantearemos alguna acción para reactivar el consumo”, añade.

El coronavirus ha obligado también a adaptar el trabajo diario en la gasolinera. “Trabajamos con un protocolo muy estricto de seguridad en cuanto a interacción con el cliente, manipulación de alimentos y todo tipo de EPIs y protección individual. Lo primero es la seguridad del cliente y del trabajador aunque los tiempos se demoren un poquito”, asegura.

Los clientes valoran positivamente el servicio de la gasolinera de Macotera a la que acuden también de varios pueblos del entorno y no dudan en comentarlo con Alberto Gómez agradeciendo su apuesta por permanecer en el medio rural donde cada vez se pierden más servicios en detrimento de los pueblos.

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