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Lunes, 6 de enero 2025, 19:33

Modo oscuro

Si hay un día en el que no le cuesta despertar temprano a los más pequeños ese es el día de Reyes. Y es que, la ilusión por los regalos que traen consigo todos los años los tres magos del oriente es el mejor despertador del mundo. Ansiosos y soñando con los paquetes bien envueltos encima de las zapatillas, se acostaron la noche del 5 los más pequeños de la casa. Y al otro día, tal como manda la tradición, la magia se hizo presente, las casas se llenaron de los regalos y el aura de ensueño que solo puede dejar en el aire el paso de Sus Majestades inundó los hogares.

Todavía en pijamas y con la ilusión brillándoles en los ojos, los más pequeños rasgaron el papel de regalos, que en un abrir y cerrar de ojos convirtió en el elemento de decoración del suelo, y descubrieron el presente que los Reyes les habían traído. Entonces, hubo gritos de alegría y una gran frenesí por abrir las cajas para poder tener, por primera vez, los nuevos juguetes entre las manos.

Y, como no podía ser de otra manera, los regalos fueron tan variados como los deseos de los niños salmantinos que son cada uno especial y único. Cuentos, libros infantiles, muñecas, legos, juegos de mesa, coches y, por supuesto, la popular taquilla secreta, la Nancy de yoga y el barco Piratix, que fueron los presentes más buscados de este año y que se agotaron de las jugueterías con rapidez, fueron solo algunos de los regalos que los niños y niñas recibieron con la llegada de los Tres Reyes Magos.

Luego de la emoción inicial se inauguró toda una mañana de juegos y diversión en la que participaron tanto pequeños como grandes. Un recuerdo que permanecerán para siempre en la memoria de aquellos que hoy son niños y que el día de mañana repetirán este ritual mágico con sus hijos y sobrinos. Una tradición que ha pasado de generación en generación y que recuerda que la verdadera esencia de las fiestas es el compartir en familia.

En la ciudad, esta aura mágica se mantuvo durante todo el día con los niños paseando acompañados por sus padres con sus preciados regalos en mano. Las sonrisas y los abrazos fueron los protagonistas de una jornada enfocada en agradecer todo lo que se tiene, no solo lo material, sino también lo que no se puede comprar con dinero y es, por eso mismo, lo más valioso.

Así, Melchor, Gaspar y Baltasar pasaron por Salamanca un año más cumpliendo todos los sueños de los más pequeños.

Los niños abriendo sus regalos de Reyes

LAYA
Los niños abriendo sus regalos de Reyes
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