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Hay un chascarrillo entre los hoteleros con el perfil habitual de cliente que espeta: «He viajado por todo el mundo y hasta hora nunca me habían pedido el DNI para alojarme». Esta frecuente queja se va a quedar corta a partir del lunes, cuando, a pesar de las reiteradas quejas del sector, entrará en vigor el nuevo registro de viajeros promovido por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que llega a pedir hasta 42 datos por huésped y reserva, incluyendo el parentesco en el caso de que haya menores. No solo es una nueva obligación para los hoteles, sino también para hostales, pensiones, casas de huéspedes, establecimientos de turismo rural, campings y apartamentos, así como empresas de alquiler de coches.
Lo cierto es que son muchos los establecimientos de Salamanca, según reconocen algunos de ellos, que no se han dado de alta aún en la plataforma de Interior en la que tienen que introducir esos datos (Ses.Hospedajes). Algunos ni siquiera pueden darse de alta porque carecen de firma electrónica o del sistema cl@ve. Y otros, con peor asesoramiento, ni siquiera saben que a partir del 2 de diciembre hay que comenzar a suministrar esta información. «Hay muchas dudas y confusión. En algunos casos, los establecimientos no saben si tienen que continuar mandando los datos a la Policía Nacional o la Guardia Civil o basta con el nuevo registro», explica Helena Lorenzo, hotelera y vicepresidenta de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Salamanca. «Si ya tenemos problemas al pedir el DNI a algunos clientes, ahora va a ser mucho peor», añade subrayando que no todos los huéspedes lo ponen fácil cuando se les pide la documentación.
«Hay un grado de confusión elevado porque no tenemos una información clara al respecto. Hay que darse de alta en un nuevo sistema que nos pide los datos de los clientes, algunos de los cuales dudamos que se puedan exigir al huésped en virtud de la Ley de Protección de Datos», remarca Silverio Vicente, representante de los hoteleros de la Asociación de Hostelería. «Además, existe una dificultad técnica en cuanto a la recogida de datos. Son hasta 42 por cada uno de los huéspedes. Hay establecimientos que no disponen de herramientas tecnológicas que les ayuden a agilizar este registro. Se pueden eternizar», remarca. «¿Qué ocurre si tienes la entrada de un grupo de cincuenta personas? Hay que recabar unos dos mil datos», plantea.
En esa misma línea, otro hotelero y expresidente de la agrupación empresarial, Álvaro Juanes, subraya que el check-in se va a ralentizar mucho, lo que provocará molestias a los clientes y les generará enfados. El sector entiende que se pongan medidas para combatir la delincuencia y salvaguardar la seguridad de los menores, pero no comprenden que tengan que ser ellos quienes hagan una labor «casi policial» al tener que reclamar datos a cada uno de sus clientes —como parentesco, número de tarjeta de crédito, correo electrónico,...—. También consideran que, aunque le pregunten a un adulto su parentesco con los menores de 14 años que le acompañen, no tienen ningún método para corroborar que esa información es útil.
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