«Mis alumnos tardaban dos horas andando bajo la lluvia para llegar a la escuela»
Elena Manjón, profesora salmantina y voluntaria de Entreculturas, ha participado en un voluntariado educativo en Guatemala gracias a la entidad: «Seguiré llevando la educación a aquellos países y rincones donde es más difícil»
La docente salmantina Elena Manjón, voluntaria desde hace varios años de la ONG Jesuita Entreculturas, tuvo la oportunidad este verano de conocer la realidad de las aulas en Guatemala en uno de los proyectos educativos que desarrolla la entidad fuera de España. La joven narra esta oportunidad, enmarcada dentro del proyecto «Experiencia sur», como una de las mayores aventuras de su vida.
Mientras que en Salamanca la mayor parte de sus alumnos sueñan con hacer viajes, ser influencers, futbolistas o youtubers, muchos de los escolares de Guatemala con los que trabajó el pasado verano no tienen ropa, comida o libros: «En un campo de refugiados, un niño me dijo que su sueño era comer un plátano diario. Esto hace pensar más allá de nuestras aulas, de nuestra vida, de nuestros problemas y nos lleva a estar agradecidos siempre por lo que tenemos», afirma Manjón.
La profesora, además de ser voluntaria de Entreculturas y de haber participado en otras entidades solidarias, trabaja en un centro salmantino. El contraste entre las experiencias vividas fuera de España y las que observa en el aula cada día le influyen a la hora de orientar su forma de educar: «Además de la labor educativa que se basa en la transmisión de contenidos, para mi la educación está cargada de valores y creo que es la parte más importante. Todos los días le recuerdo a mis alumnos que tenemos que dar gracias, porque tenemos mucha suerte. Muchos niños normalizan cosas como venir a clase en coche o tener libros, estuches o sillas donde sentarse. En Guatemala muchos de mis alumnos tardaban en llegar a la escuela dos horas andando bajo la lluvia», explica.
La joven anima a los salmantinos a implicarse en acciones de voluntariado y a abrir su corazón para ayudar a las personas más vulnerables de cada sociedad: «Es muy importante vivir una experiencia de voluntariado. Siempre digo que es bidireccional y, en muchas ocasiones, recibes mucho más de lo que das. Yo no soy la misma persona desde que he vivido varias experiencias fuera de España, pero tengo claro que seguiré llevando la educación a aquellos países y lugares donde es más difícil que llegue», manifiesta.
Actualmente, la docente actúa de altavoz en el aula, pero también en Entreculturas como voluntaria. «Tenemos que promover la educación y luchar para que sea un derecho que todos los niños y niñas puedan recibir y disfrutar, independientemente de su lugar de nacimiento», asegura.
La delegación de Entreculturas de Salamanca se encuentra en un proceso de captación de nuevos voluntarios para ampliar su red de actuación: «Todo el mundo aporta. Cuantos más voluntarios seamos, podremos llegar a más personas con nuestro pequeño granito de arena. Sabemos que no podemos cambiar el mundo, pero podemos servir de motor de cambio. El objetivo es llegar más lejos», reconoce.
Asimismo, la voluntaria insta a los salmantinos a la reflexión: «La riqueza está en lo sencillo y se puede ser feliz con poco. Ir a un voluntariado es lo que te hace ver que la felicidad está en las risas compartidas, en los momentos de juego en el campo y en dar golpes a una pelota deshinchada. Eso para los niños que menos tienen es la felicidad. Tenemos que dar gracias y ser conscientes de la suerte que tenemos», concluye.