Villarino viaja a 1923 para recibir al rey Alfonso XIII: en imágenes

El rey Alfonso XIII visitó Villarino de los Aires esta mañana tal y como lo hiciera en el año 1923, con el objetivo de conocer de primera mano los ambiciosos proyectos de las presas y embalses de Ambasaguas, bajo la dirección del ingeniero Bienvenido Oliver. El obispo, la Guardia Real y políticos como diputados, además del alcalde y el periodista Valentín Asensio, gracias al cual se conserva la crónica con todo detalle, acompañaron a su majestad, seguido por un séquito, formado por el pueblo, un fotógrafo del evento, y otros personajes de época.

El coche real fue recibido con júbilo y vítores a la entrada de la localidad, donde se recibió a las autoridades con las intervenciones oportunas, saludos y previos comentarios de los personajes a los que Cateja Teatro dio vida, ayudados por las vestimentas, la implicación y organización de la asociación «Balcón de Pilatos». «¿Quién será el que viene?», se preguntaban. El rey fue recibido con absoluta expectación e inevitables anacronismos de cámaras de móviles grabando la visita como si fuera la auténtica.

Calle abajo, hasta llegar al pueblo, el coche real descendió al paso del pueblo, con algún saludo del rey desde su cómodo asiento. Una vez en la plaza, el alcalde intervino, interpretado precisamente por el alcalde actual, Julián Martín, y el ingeniero hizo las debidas presentaciones (todas con nombre y apellido). Después de una foto de época con una bohemia cámara de los años 20, el coche real se dirigió al Teso de La Bandera, donde el rey se asomó a las impactantes vistas del entorno de Villarino examinando los mapas dibujados para la ocasión y atendiendo a la explicación del ingeniero. «Realizaremos los trabajos a la mayor brevedad posible», declaró sucinto y diligente su majestad.

También el pueblo presenció este momento histórico, después de bajar, perdonando el necesario anacronismo, en un práctico microbus. De regreso a la plaza, se puso fin al acto con una gratificante despedida, no sin que antes de bajar del coche, un vecino recreara una curiosa anécdota: el rey rechazó bebidas aceptando un simple vaso de agua, que le ofreció un habitante.

El Ayuntamiento subvencionó esta actividad que busca recordar la rica historia de Villarino y el paso de esta figura de la realeza por sus calles y paisajes, poniendo énfasis en el potencial del municipio y su importancia en el pasado para cobrar fuerza en el futuro. Tampoco faltaron las peticiones a los diputados, tal y como sucedería hoy en día, y la euforia del pueblo por estrechar la mano al rey. «¡Viva el rey! ¡Viva Villarino!», se convirtió en la arenga de una jornada única.

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