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Un ‘garrapato’, el personaje más popular de La Alberca

El marrano de San Antón hizo su primera aparición pública para comenzar sus días de libertad por las calles del pueblo

Viernes, 14 de junio 2019, 21:40

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Apenas cinco meses han pasado desde que el popular marrano de San Antón de La Alberca abandonó las calles del pueblo. Cinco meses en los que vecinos y visitantes del municipio serrano han echado en falta la presencia del popular “garrapato” que este jueves por fin cedió el protagonismo a su sustituto en el día de San Antonio de Padua.

Tras la habitual misa que precede a uno de los actos más tradicionales y arraigados de La Alberca, el gorrino más famoso de la Sierra de Francia hacía su primera aparición pública con el nerviosismo propio de quien por primera vez se sube a un escenario y acapara todas las miradas.

Unido por una cuerda a su réplica en piedra, el marrano de San Antón aguantó estoicamente el baño de agua bendita que también recibieron los presentes de manos del párroco de La Alberca.

Gran expectación para recibirlo y para ser testigos de la habitual bendición que ayer dio paso a siete meses de libertad para un marrano que a partir de ahora tendrá que acostumbrarse a ser el foco de atención en el pueblo y a que los turistas lo persigan para inmortalizar una de las tradiciones más singulares del municipio serrano.

Como siempre el “garrapato” contó con un padrino que en esta ocasión fue uno de los vecinos más longevos del pueblo, Leandro Pérez López, de 102 años, que debido a su avanzada edad no pudo acompañar al marrano en un acto tan señalado. El alcalde electo, Miguel Ángel Luengo, quiso hacer con este nombramiento un guiño a los mayores de La Alberca, recordando que probablemente Leandro ha sido el vecino que más veces ha presenciado la tradición del marrano de San Antón.

A partir de ahora, la única preocupación del popular “garrapato” será coger kilos para aparecer bien hermoso el día de la rifa y dar sus habituales paseos por las calles empedradas del pueblo mezclándose con sus a partir de ahora convecinos que ya están habituados a que un marrano forme parte de sus vidas cotidianas.

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