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Lagunilla
Lunes, 2 de junio 2025, 16:43
La localidad de Lagunilla es, posiblemente, una de las grandes desconocidas de la provincia. Conserva elementos naturales y patrimoniales dignos de conocer y, a la vez, mantiene un tejido social con tiendas, bares, panadería e incluso cuartel de la Guardia Civil.
Juan Carlos Calvo es uno de los vecinos que mantiene vivo uno de esos negocios desde que asumió la titularidad de un estanco en el año 2022. Era el mes de julio cuando, hablando con la anterior titular, Emi, le contó que lo quería vender porque se jubilaba. Juan Carlos se quedó con el negocio, que vende prensa, papelería, golosinas, refrescos... En definitiva, un kiosco pero en formato tienda. Y es que vende, incluso, aceite del pueblo, como no podía ser de otra manera.
Antes trabajaba en la empresa Tragsa y lo dejó por este nuevo negocio, que evitó el cierre de una tienda y sólo implicó el traslado de la sede. El negocio se encuentra en mitad del pueblo, muy cerca de la Plaza Mayor por lo que es de fácil acceso desde cualquier parte del municipio.
Aunque Lagunilla ha notado la despoblación del medio rural de la provincia, mantiene aún un censo de más de cuatrocientos habitantes, cosa que no pueden decir ya muchos pueblos de la provincia. «Al menos aquí se mantiene todavía y, también, gracias al verano, a Semana Santa o fines de semana buenos, que es con lo que se puede tirar», señalan Juan Carlos y su mujer, Clara Hernández. Y es que Lagunilla es una localidad que, como otras muchas, cuenta con muchos hijos del pueblo fuera, tanto en Madrid como Valladolid y, también, muchos en Francia, que llenan las calles del pueblo durante el mes de agosto y eso se nota.
En cuanto a la venta de prensa, explican que:«Los domingos se vende bien y tenemos incluso clientes de Francia que se suelen llevar allí LA GACETA. También la ven por Internet porque buscan siempre que sale publicado algo relacionado con el pueblo. Cuando salen informaciones del pueblo, ese día se vende todo. Los martes con la lonja también e incluso sube a comprarla un cliente de Zarza de Granadilla (Cáceres), que allí no se vende».
Dada la situación del comercio rural, Juan Carlos y Clara quieren dar las gracias a los clientes del pueblo, tanto los habituales como a los eventuales, a los de verano o a los que llegan desde otros pueblos porque: «Ayuda a que se mantengan los negocios en los pueblos». En definitiva, señalan, eso es bueno para todos y ellos esperan seguir ofreciendo ese servicio todo el tiempo que puedan. Su aventura que comenzó va a hacer ahora tres años sigue adelante y es bueno para la familia y para los vecinos de Lagunilla, que pueden hacer uso de un servicio en activo y presumir de que todavía se puede comprar en el pueblo.
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