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Salamanca
Martes, 27 de mayo 2025, 12:29
Sobradillo representa la cara más desconocida y, al mismo tiempo, la más inesperada del parque natural de las Arribes del Duero. A pesar de contar con la Casa del Parque de la vertiente salmantina (la zamorana se encuentra en Fermoselle) son pocos los visitantes que se dejan caer por esta pequeña localidad que posee dos bonitas cascadas integradas en una misma ruta y un soberbio mirador como es el del Molinillo.
Nos vamos a centrar en uno de esos saltos de agua, el cachón de la Diabla. Gracias a los caminos de concentración que se han habilitado recientemente podemos llegar cómodamente en coche hasta el punto donde arranca el sendero que, en paralelo al curso del río Morgáez, alcanza este pequeño tesoro natural.
Son apenas 600 metros de caminata para ver una de las cascadas más desconocidas de las Arribes del Duero. La fuerza del agua ha creado unas marmitas de gigante que, junto a la vegetación de ribera, convierten a este paraje en un escenario de postal. Los aficionados a caminar pueden llegar hasta aquí dejando el vehículo en el pueblo.
Después de hacer parada en el cachón de la Diabla es posible continuar en paralelo al curso del río Morgáez hasta el otro cachón de Sobradillo, el del Berrido. La época de lluvias es la propicia para visitar ambas cascadas, pero en cualquier momento de la primavera o del otoño la ruta ya es en sí atractiva por la riqueza natural de este enclave.
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