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El pintor Florencio Maíllo posa en su estudio de Encinas.

Arte salmantino confinado

Artistas de la provincia afrontan con resignación, incertidumbre, responsabilidad, precaución y cierto fastidio su reclusión en casa o en el estudio por motivos del estado de alarma

Lunes, 30 de marzo 2020, 11:04

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El mundo del arte tampoco vive ajeno a la situación de excepción y alarma que vive todo el país con motivo del coronavirus. Algunos de los artistas salmantinos que tienen fijada su residencia en la provincia reconocen afrontar con resignación, incertidumbre, responsabilidad, precaución y cierto fastidio esta obligada reclusión en casa. Pero como no hay mal que por bien no venga, para todos representa un momento, aunque sea obligado, para intensificar la creatividad y también la producción artística. Y es que el encierro provoca que las horas sean interminables y tener a mano un lápiz o un pincel hace más llevadero el confinamiento.

“En mi caso, he decidido salir de Encinas y quedarme en Salamanca por una cuestión de compromiso”, señala el pintor Florencio Maíllo, a quien la reclusión en casa con su mujer y sus dos hijos (11 y 13 años) no le está resultando especialmente difícil. “Estoy conectado on line todo el día con mis alumnos, porque vivo dedicado en cuerpo y alma a la Universidad; por eso, no es ningún sacrificio, sino un disfrute y más cuando veo el compromiso de los estudiantes”, subraya Maíllo, quien también saca tiempo para la lectura y el estudio junto a sus hijos.

Quien no lo lleva tan bien es el escultor Severiano Grande, para quien la reclusión en su casa de Mozárbez se ha convertido en un “fastidio. No puedo ir al taller ni puedo pasear, ni tampoco ir a la sierra. No me gusta esta cuarentena, aunque hay que llevarla lo mejor posible”, confiesa este veterano artista, quien aprovecha los días para leer y escribir. “Estoy enfrascado en mis memorias; dado que no puede esculpir, es a lo que más tiempo le dedico”, confirma.

Con más resignación vive su enclaustramiento el pintor José Portilla, para quien su estudio de Pedrosillo de los Aires se ha convertido en refugio y, al tiempo, en liberación ante esta reclusión, que lleva lo mejor posible junto a su esposa. “La vida es así; hay momentos buenos y otros que tienes que soportar las malas sensaciones”, confiesa este artista, quien reconoce haber variado poco su monotonía diaria, que gira entorno al estudio. “Voy por la mañana y voy por la tarde”, apostilla. Eso sí, ha tenido que sacrificar los paseos diarios por el entorno y “eso no lo llevo bien; por contra, tengo más tiempo para leer”, sentencia.

Incertidumbre. Así define su situación el escultor peñarandino Juan Francisco Pro, quien tenía concertada una exposición internacional en Dinamarca para el mes de junio y no sabe qué pasará con ella. “Tenía puestas muchas ilusiones en este proyecto, en el que llevo trabajando más de un año”, señala desde Peñaranda este artista, quien ante la imposibilidad de crear nueva obra en el estudio dedica estos días a fotografíar todos sus fondos. “Es algo que tenía pendiente y que estoy haciendo ahora debido a este parón”, comenta. Una actividad que compagina con el dibujo, la lectura y la música.

Sin ser artista plástico, pero sí un gran creador literario, el albercano José Luis Puerto vive su reclusión en León, desde donde reconoce afrontar esta “situación excepcional con responsabilidad y con precaución, intentando cumplir lo que nos indican las autoridades”. Y lo hace junto a su mujer y dentro de su habitual “tónica de vida sencilla y sin alharacas”. Y sin lugar para el aburrimiento. “Todo es cuestión de pautar un horario y normalizar los días”, confiesa Puerto, quien aprovecha la situación para escribir, investigar y leer. “Y también pintar; es algo que me relaja mucho”, concluye.

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