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Se van a cumplir 15 días desde la puesta en marcha del Plan Energético Nacional que pretende una reducción en el consumo de electricidad, gas y combustible. Una primera evaluación que ha dado a conocer la ministra del ramo apunta que este plan va dando resultados con una reducción en torno al 3,5%, una valoración rápida que la mayoría de los ciudadanos no acaba de cree por muchas razones.

La primera es que nos encontramos en un mes en el que casi todo funciona a medio gas, especialmente en lo público. Pero ahora me pregunto, por ejemplo, después de las olas de calor que hemos sufrido, muchos usuarios están pensando en la climatización. Meteorólogos y climatólogos afirman que esta situación será normal en los próximos lustros. Pero además el clima está cambiando, tendremos más calor hasta bien entrado noviembre y más lluvia y más frío en invierno. Ante estos datos me pregunto como lo harán las comunidades de vecinos y muy especialmente las rentas medias y bajas.

Digo esto porque junto a la recomendación de menor consumo tendremos que pensar el precio de la energía. De manera que vamos haciendo números porque ante precios disparatados o pensamos en pagar la energía o, por el contrario, miramos la cesta de la compra. Si un kilo de harina, por ejemplo, costaba hace un año 37 céntimos y ahora 77, no me salen las cuentas a fin de mes. Así pues, además de un Plan de Ahorro Energético, se tendrá que poner en marcha otro plan..., plan de ayuda para finalizar el mes y es que comenzamos a ver la punta del iceberg. El verano pasará y en septiembre con la vuelta a casa, la vuelta al cole y la vuelta a la normalidad, nos daremos cuenta de que los números no salen, no saldrán con la fuerte inflación que estamos padeciendo. La cesta de la compra se encarece de forma alarmante con productos de primera necesidad y es una situación ciertamente difícil para las economías más precarias, será para todos.

Urgen medidas en todas las direcciones, es lo que pienso, porque la crisis energética viene acompañada de mayores complicaciones que se deben intentar, al menos, resolver. Apagar luces de escaparates, monumentos o edificios públicos puede ayudar pero no será suficiente, se necesitan ayudas directas a las familias, se necesitarán ayudas también a las administraciones que están más cerca de los ciudadanos porque estoy convencido de que los meses que vienen será duros, muy duros y ojalá me equivoque porque son muchos los sectores afectados, no solo hostelería y comercio también transporte, distribución y muy especialmente el sector primario que no aguanta el sobrecoste de producción. Ahí nos encontraremos con el principal problema que ya estamos padeciendo en productos de primera necesidad.

Esperemos que se tomen medidas necesarias, de otra forma nuestro futuro inmediato será complicado.

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