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Confieso sin rubor que en mis años mozos usé la colonia que estaba de moda por entonces: Varón Dandy de Parera. Era lo más. De esto hace ya cuatro décadas largas, muy largas. Había perdido su pista hasta hace unos meses, cuando entré en una droguería de las de toda la vida y me topé con varios frascos, más bien botellas tamaño magnum, de un litro, y no puede resistir la tentación de comprar un par, que conservo desde entonces como elemento decorativo en el cuarto de baño; también tengo que reconocer que quité el tapón de una de ellas para recordar la fragancia que marcó mi primera juventud. Asimismo, recuerdo su emblema caracterizado por un sombrero de copa, un bastón y un guante. Toda una época.

No sé por qué, pero desde que Pedro Sánchez se hizo famoso, y especialmente desde que hace cuatro años se convirtió en presidente del Gobierno, cada vez que contemplo al actual inquilino de la Moncloa me viene a la cabeza el recuerdo de Varón Dandy.

Y, en estos días, cuando estamos metidos de lleno en el balance de este cuatrienio, ojo que este tiempo es el equivalente a la duración de una legislatura normal, todavía más. Es lógico que se hagan balances de su gestión durante estos cuarenta y ocho meses.

El que se publicó ayer en este periódico era demoledor para nuestros intereses: “Cuatro años de freno a la inversión en Salamanca”. Y, lo que es peor, con los datos que tenemos ahora mismo en la mano no parece que la cosa vaya a cambiar sustancialmente en lo que resta de legislatura.

Porque, estoy convencido de que va a intentar agotarla. Por varias razones. Una: conservar el poder más tiempo y esto vale para los socialistas y los de Podemos. Los unos y los otros solo están de acuerdo en dos cosas: la primera, en seguir en el poder a toda costa, y, la segunda, en que estando de acuerdo en el punto primero, andan en desacuerdo en todo lo demás.

Y la otra: nadie puede birlar a nuestro “varón Dandy de la Moncloa” su momento estelar y de brillo en política internacional, que es lo que verdad le apasiona, y presidir el Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) durante el segundo semestre de 2023.

Será acabar esos seis meses y convocar elecciones. También tengo mis dudas de que se vaya a presentar a esos comicios generales si se celebran a principios de 2024. Y ojo a un dato importante: si se suman el número de pensionistas y el de funcionarios, nos encontramos que vienen a ser la mitad de los votantes que acudieron a depositar su papeleta en la última cita con las urnas. ¿Qué pasará con las pensiones y con los sueldos de los trabajadores públicos de aquí a entonces? La respuesta estará en los intereses electorales de “varón Dandy Sánchez” y, mucho ojo, en lo que digan desde Bruselas.

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