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Unamuno y su chibichanga

Viernes, 5 de febrero 2021, 04:00

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Días atrás estaba paseando por una de las casi infinitas y solitarias, en estos momentos, playas de Fuerteventura, cuando vi acercarse poco a poco a ... una pareja. Caminaban desnudos. Hice como que no miraba, pero terminé mirando, aunque distraídamente. Ella de muy buen ver y él con un poco de barriga y su chibichanga al aire y colgando. Fue tan solo un instante, porque rápidamente me acordé de Unamuno, seguro que el primer nudista ilustre, que estuvo desterrado en esa isla. Se cuenta que, a poco de llegar, con ese carácter que le caracterizaba, decidió tomar el sol completamente desnudo en la azotea del Hostal Fuerteventura de Puerto Cabras, donde se alojaba. Los vecinos se quejaron y su posadero, Francisco Medina, tuvo que comunicar al desterrado, con mucho cuidado, eso sí, esas protestas, a lo que el escritor e intelectual contestó rotundo: “Yo no los miro. Que no me miren ellos a mí”. Y se quedó tan Unamuno.

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