Trapaceros
Miércoles, 20 de febrero 2019, 11:26
Pero a quién pretenden engañar estos embaucadores? Produce sonrojo escuchar los argumentos de los golpistas ante el Supremo. Salvo Forn, reconociendo que el referéndum fue ... ilegal, van contestando a los interrogatorios con absoluta desvergüenza. Juegan defensivamente con el lenguaje quienes ¡persiguen el castellano! Se consideran “presos políticos”, cuando resulta indiscutible que son “políticos presos”. Pérez Galdós tuvo un conocido romance con doña Emilia Pardo Bazán. Cuando ésta, acabados sus adúlteros amoríos —ya más que madura—, se cruzó con su antiguo amante —también metido en años—, le espetó un áspero “adiós, viejo chocho”. Don Benito replicó sereno y raudo “adiós, chocho viejo”. El orden de las palabras vaya si altera el producto. También el nombre de los autores: Pedro Sánchez el “resistente”, en su libro, roba a nuestro Fray Luis la autoría del archiconocido “Decíamos ayer” y lo atribuye a ¡San Juan de la Cruz! Señor, ¡qué cruz!
Las trapacerías lingüísticas de los golpistas solo pueden embaucar a sus parroquianos. Cuando con cara de niños buenos sostienen que votar no es ningún delito —coño, claro—, están escondiendo que lo fue contra la Constitución y contra cinco órdenes expresas del Tribunal competente para interpretarla. ¿Intentan confundir a siete magistrados que llevan oyendo a sacamuelas toda su vida? Lo hacía mejor en nuestra Plaza del Mercado durante las ferias, vendiendo crecepelos, el famoso charlatán Palao. ¿Quieren distraer al Tribunal? Eso pretendió un alumno del gran Eugenio Bustos en un examen en nuestra Facultad de Filología escribiendo en dicha prueba —para que el catedrático se evadiera— “cuando lea estas líneas se preguntará quién coño es el gilipollas que firma”. Bustos le cascó un suspenso y añadió con su preciosa letra de calígrafo: “¡Majadero!”. La sentencia de este proceso podría acabar con un elocuente y justificado “¡Impostores!”.
Los hay políticamente más sutiles. En su homilía de “El País”, he oído al sectario Iñaki Gabilondo proclamar que “las tres derechas van a una Cruzada en defensa de la patria”. Seguramente sabe que la palabra Cruzada se empleó por primera vez en Salamanca por “Su Menudencia” (1,55 metros), el Obispo Plá y Deniel, en una Pastoral histórica, para justificar el alzamiento de Franco. Cualquier día se pasa directamente al “fachas”. Ay, Iñaki, rogelio, trapacero, que se te ve el plumero.
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