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Hace ya bastantes años –siempre demasiados−, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación puso en marcha una campaña destinada a concienciar a la ciudadanía de la importancia de extremar el cuidado en el monte para evitar incendios forestales. Durante dos veranos, María Jiménez, Manolo Escobar, el Dúo Dinámico, Patxi Andión, Sergio y Estíbaliz, José Manuel Soto, Mari Trini, Miguel Ríos, Hombres G, Paco Fernández Ochoa, El Fary y otros muchos famosos cantaron el ‘Todos contra el fuego’ que Serrat, ya en 1990, clavó para siempre en nuestra memoria desde los pinares segovianos de Valsaín.

Los que saben de estas cosas dicen que el bucólico anuncio del noi del Poble-sec fue el canto del cisne la publicidad optimista. Se advertía del riesgo y se denunciaba la imprudencia, pero se llamaba a la acción con aquel animoso “tú lo puedes evitar” que proclamaban tantos rostros conocidos, mostrando la mejor de sus sonrisas. Poco faltaba para que el dramatismo se apoderara de este género de campañas, estrategia en la que la Dirección General de Tráfico fue pionera.

Mucho se ha escrito estos días sobre la alfombra de fuego extendida sobre todo el país, y la tragedia poco invita a la sonrisa. Hace casi cuarenta años se apelaba a la responsabilidad individual de todos para evitar fuegos imprudentes. Hoy nos encontramos a las puertas de un punto de no retorno que va mucho más allá de la barbacoa o la colilla, pero que también debe implicarnos a todos y cada uno en el marco de una responsabilidad colectiva.

Hace más de un año, un Catedrático de Filosofía del Derecho metido a Diputado –verde, pero de los otros− se alivió en el Congreso asegurando que lo del calentamiento global está bien, pues “que se caliente un poquito el planeta reducirá las muertes por frío”. Además, siempre podremos organizar un gran concierto benéfico para ayudar a las víctimas, o poner en invierno a los parados a realizar las tareas de limpieza que deberían ejecutar los profesionales que no se contratan. Menos mal que tenemos un vicepresidente autonómico que piensa.

Ahora tenemos muchos más ministerios que a finales de los ochenta y disponemos de un Estado autonómico dotado de amplísimas competencias, pero el federalismo cooperativo sigue sin funcionar; en esto, como en tantas otras cosas.

Por eso, no quiero más políticos sentando cátedra en la escena del crimen. Lo que deseo es verlos reconociendo su responsabilidad, aportando soluciones y pidiendo humildes disculpas por no haberlas adoptado antes. Desde que comenzó el año han ardido más de 150.000 hectáreas de monte en toda España.

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