Terror en el hipermercado
En 1980 media España bailaba a los sones de la canción de Alaska y los Pegamoides cuyo estribillo rezaba “terror en el hipermercado, horror en ... el ultramarinos, mi chica ha desaparecido y nadie sabe cómo ha sido”. Aunque no se refería la letra a que el terror hubiese sido causado por la subida de precios de los alimentos, bien podría traerse a colación en esta ocasión por ese motivo. Porque hacer hoy la compra, acudir a una gasolinera y revisar la factura de la luz y del gas se han convertido en ejercicios de alto riesgo para nuestros bolsillos. Estamos a punto de que la inflación alcance los dos dígitos, como dicen los modernos o, lo que es lo mismo, llegue al 10 por ciento y más. En ese año 1980 fue del 15,59 por ciento. El coste de la vida venía disparado desde antes. Así, por ejemplo, en 1975, coincidiendo con la muerte de Franco fue del 17 por ciento; subió un poquito en 1976 hasta el 17,5 y se disparó al 22,4 por ciento en 1977, durante el que tuvieron lugar las primeras elecciones. A partir de ese año comenzó una bajada lenta, pero constante, hasta llegar a 1985, cuando se volvió a una inflación de un digito, ya que se situó en el 8,83 por ciento. A los que tenemos una cierta edad y también memoria histórica nos pareció vivir en el país de las mil maravillas por esa cifra de subida de precios y por ser el año en el que se produjo el acuerdo para nuestra entrada en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y se firmó el tratado de Adhesión. Como la dicha no podía ser completa, los intereses estaban disparados y superaban en muchos casos el 20 por ciento. Hoy esos tipos son mucho, pero que mucho, más comedidos, aunque todo apunta a que van a subir en los próximos meses. Y desde el punto de vista político conviene recordar que ETA mataba un día sí y otro también.
Por cierto, que ya puestos a recordar me he encontrado con una canción que causó furor en 1982, hace justamente 40 años. Los jóvenes de entonces bailábamos a los sones del grupo Polanski y el Ardor con el título “ataque preventivo de la URSS”. Ahí va parte de su letra: “¿qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. En ese mundo de bloques en el que vivíamos entonces los interpretes decían que no molaban ni la NATO (OTAN), tan de actualidad en estos días por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ni el Pacto de Varsovia. Esa Europa dividida en dos bloques acabó con la caída del Muro de Berlín en 1989 (inflación del 6,7 por ciento) y la disolución de la URSS en 1990-91 (el 6,7 y el 5,9 por ciento). Cosas de la historia, de la inflación y de la música.
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