¿Reconciliación o memoria?
En una encuesta dirigida por los investigadores Irene Martín, Marta Paradés y Ricardo Dacosta para la UE, se les preguntó a los españoles, entre otras ... cuestiones, si creían necesaria la “reconciliación nacional” respecto a la tragedia de la Guerra Civil (1936-1939). Pues bien, los votantes de partidos de derechas respondieron afirmativamente entre el 50% y 60%, muchos menos que los de izquierdas (80%- 90%)”. Y, sin embargo, es un Gobierno de izquierdas el que pretende ahora acabar con esa reconciliación.
En la encuesta se detectó también “una sensibilización generalizada en torno a la necesidad de exhumar las fosas donde aún hoy yacen decenas de miles de víctimas”.
Y devolver los restos malenterrados a sus familias para que éstas puedan celebrar el duelo previo al olvido decía ser un objetivo de la Ley de Memoria Histórica de Zapatero, pero luego no se puso ni un euro para realizar esa labor. Y sin haber puesto un euro, ahora el Gobierno nos anuncia una nueva ley, de “Memoria Democrática”, así dicen que se va a titular. ¿Para qué esa ley?
Para empezar, unir “memoria” a “democracia” es, simplemente, una idiotez. Un sinsentido que no significa nada.
En el caso de la Guerra Civil española, una verdadera Historia no puede obviar lo que pasó desde 1931, es decir, durante la II República, que fue un auténtico fracaso, y ese fracaso se explica en primer lugar porque tanto en la izquierda como en la derecha los verdaderos demócratas eran una pequeña minoría. Ni Largo Caballero era demócrata (“el Lenin español”) ni lo era Gil Robles, tan atraído entonces por los totalitarismos de Europa Central.
Además, antes del golpe militar de julio hubo muchos otros golpistas, por ejemplo en Asturias y en Cataluña (1934).
La nueva ley es otra manipulación política que quiere desorientar al público para que dirija sus miradas hacia el Valle de los Caídos y no a los terribles problemas entre los cuales navega nuestro país a causa de la pandemia.
La ley no pretende recuperar memoria alguna, pero sí quiere echar al olvido los muchos miles de asesinatos cometidos en la retaguardia republicana.
Aunque yo creo que el objetivo último de esta barbaridad es tener abierto el enfrentamiento entre españoles y, de paso, acabar con la Transición, que representó -antes que cualquier otra cosa- la reconciliación nacional que tanto el PCE de Carrillo como el PSOE de Indalecio Prieto venían reclamando desde los años cincuenta. Carrillo y Prieto, dos dirigentes que habían sido responsables de muchos disparates antes y durante la Guerra.
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