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Para ponerse en lo peor

Jueves, 19 de enero 2023, 04:00

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Se nos va a hacer largo esto hasta mayo, o hasta diciembre. Con el único paréntesis de la pandemia, y vaya ganancia, nos hemos acostumbrado de un tiempo a esta parte a vivir en una permanente precampaña electoral, estado previo a la propia campaña, que solo antecede a una larga postcampaña. Y así. Ahora todo se magnifica, como en la casa de Gran Hermano, pero manoseando hasta extremos sorprendentes lo que cada uno tenga más al alcance. Instituciones, administraciones o una cuenta en redes sociales donde alentar enfrentamientos y esperar (hipotéticamente) futuros réditos.

Desde hace justo una semana vivimos de estupor en estupor. La salida en rueda de prensa del vicepresidente de la Junta de Castilla y León a anunciar una serie de medidas irrealizables ha agitado el árbol mediático y sirve de índice y manual de instrucciones de lo que nos espera.

García-Gallardo lo mismo podía haber asegurado que desde el lunes que viene en Castilla y León va a amanecer una hora antes para acto seguido reconocer que él lo que es de giros gravitacionales, salidas del sol y ocasos la verdad es que no sabe mucho. (De qué sabrá este hombre, que quedó en un puesto impar en un campeonato de debate por parejas, cabría preguntarse).

Los derechos de la mujer son algo muy serio como para que una persona juegue con ellos, por muy fuegos artificiales que sean. Más aún si esa persona es la segunda en importancia en el gobierno de una comunidad autónoma, aunque sea una vicepresidencia sin competencias directamente atribuidas. Una cruz auténtica.

Luego está la respuesta del Gobierno. No tiene líos ni nada el Ejecutivo para salir en tromba ante una nota de prensa. Si poco después de la tontería dicha en rueda de prensa y repetida con el casco de pega de la mano, la Junta hubiera ratificado que esa era su postura (o, de hecho, hubiera publicado una supuesta orden a los facultativos para llevar a cabo la tropelía), todas las medidas serían pocas, sin duda.

Pero no es el caso. Hemos visto a un Gobierno achicado ante abiertos desafíos al orden constitucional que aquí ha decidido echar toda la carne en el asador. Al fin y al cabo, en las ocurrencias del vicepresidente y quienes los alientan tiene ahora mismo Sánchez su mejor baza.

Pero qué pena que no se hayan volcado así para establecer la conexión de alta velocidad con Portugal. O que la ministra Darias no nos convocara de urgencia el martes para anunciar que Salamanca iba a ser la sede de la Agencia Estatal de Salud Pública. Qué pena. Ahora toca barricada, eslogan y ni un paso atrás, etcétera. Pero eso no quita que algo haya que hacer con ese problema grave que hay en la Junta. Porque en la inconcretísima redacción del acuerdo de gobierno cada uno puede hacer la lectura que quiera. ¿Cuál será el siguiente sobresalto? ¿La eliminación del (presunto) adoctrinamiento en la educación? Nos ponemos en lo peor.

“Los derechos de la mujer son algo muy serio como para que una persona juegue con ellos”

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