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CADA día, créanme, me despierto pensando que me levantaré en una España nueva, y que todas las barbaridades, las corrupciones, las tonterías presenciadas hasta el día antes habrán quedado atrás, como una pesadilla. Pero nada: cada día nuevas barbaridades, corrupciones y tonterías se dan cita en este circo de mamarrachos, en el que los ciudadanos, los buenos ciudadanos, no somos el público, sino meros prisioneros torturados por la mediocridad temeraria de nuestros políticos. Y esto no tiene arreglo, y lo sé porque siempre he creído que el arreglo vendría antes o después, como a veces ha sucedido tímidamente, de la mano de gestores conservadores y liberales frente a la apasionadora de las izquierdas. Pero viendo el vodevil que tiene montado el PP de Pablo Casado, un escarnio para sus votantes, está claro que esto no tiene arreglo, al menos con este niñato y de su mano derecha, el malo-malísimo de Teodoro García Egea, que de tirar huesos de aceituna, todo un intelectual este murciano, ha pasado a tirar con bala. Los de VOX y los del “partido sanchista” no paran de frotarse las manos con la guerra fratricida en la que están embarcados Casado y las sirenitas que le cantan “tú serás presidente”. Sin propuestas, sin ideas, sin decisiones, sin carácter, sin personalidad, sin equipo, pero tú, Pablito, “serás presidente”, le susurran al oído las Irenes Montero y los Albertos Garzón del PP. Porque este es el problema, la cantidad de “pijoapartes” (gracias Juan Marsé) que hay en la política española, gente (y genta, claro) sin oficio ni beneficio. Literalmente sin oficio ni beneficio. Iones Belarra del mundo, uníos.

Con España en caída libre, el PP, la derecha en general, debería tener la responsabilidad política e institucional que se le exige para frenarla, para luchar contra quienes, como Sánchez y su Gobierno “Frankenstein”, están demoliendo el orden constitucional, la paz y el bienestar sociales, la estabilidad económica, y la seguridad jurídica. Pero no, lejos de ejercer sus responsabilidades, Casado está a su castillo, es decir, su silla; está, con Egea enredándole la neurona, a derribar a Ayuso, el activo más importante del PP y a quien no le perdonan sus éxitos. Este es el peor machismo, el de quienes se creen unos modernos, pero no soportan el triunfo de la mujer. Da igual Casado que Pedro Sánchez, porque cuanto más progres, más machistas. Por no hablar de mi chica favorita, Cayetana Álvarez de Toledo, ¡vaya acoso! Y todo porque sabe leer y escribir. Y mientras, España en caída libre.

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