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No recuerdo el título

Miércoles, 18 de septiembre 2019, 05:00

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En mi cada vez más escasa memoria retengo algunos titulares de primera: “Localizan en un maizal el cadáver de la anciana...”; “Una de cada cuatro familias de Salamanca vive de cerca el drama del Alzheimer”. Pobre Visi, que lo padecía; compadezcamos a todas esas familias. El próximo sábado es el día mundial de la temida enfermedad, la que tantas personas, y todos los hipocondriacos, creen que les está rondando. Ese día que muchos ancianos no recordarán que es San Mateo y hay caballitos en la plaza de toros de Salamanca, ni cómo se apellida el doctor alemán que identificó hace más de un siglo los síntomas que ellos mismos padecen.

¿A qué venía yo aquí?; ¿Cómo se llama ese actor?; ¿Dónde estarán mis gafas? Supe lo que era la anomia cuando la detecté en un amigo, incapaz de acordarse del nombre de Unamuno (me decía: “aquel vasco que vino de profesor, sí, hombre, que ya está donde los muertos...”). Uno anda ahora a vueltas con la anosognosia, olvido temporal de algunas cosas, nombres, “donde están las llaves matarile, rile, rile”, “caminito que el tiempo ha borradooo...”. Otro amigo me calma, porque un importante neurólogo francés sostiene que cuanto más nos quejamos de la memoria, menos probabilidades tenemos de sufrir una enfermedad de la memoria. Pues mira qué bien. O sea, que no es —todavía—, Alzheimer, son los años, coño, el deterioro (no me atrevo a decir que Franco, por lo que ustedes se imaginan). Alguna eminencia dicen que recomienda seriamente, para alejar su aparición, sacar la lengua y moverla a derecha e izquierda. Les excuso de lo que se me ocurre sobre tan pintoresco consejo.

Dejo la parcela hasta el verano que viene, porque han brotado las llamadas “quitameriendas”, esos hermosos lirios campestres que son heraldos del otoño. Vuelvo a mi madriguera en nuestro hermoso Barrio Antiguo. Y hablando de mover la lengua, me voy a escuchar a Vladimir Hachinski, que es Correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, figura mundial de la Neurología, y da una conferencia en el Casino sobre algo tan importante y de tanta actualidad como “El cerebro amenazado : previniendo conjuntamente el ictus y la demencia”. O sea, ¡que pueden prevenirse! Tomaré buena nota.

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