Muy pobres, muy seguros
Lo ha dicho el teniente coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Salamanca, Pedro Merino: vivimos en una de las provincias más seguras ... de España. Si tenemos en cuenta que nuestro país es uno de los más seguros del mundo, llegaremos a la conclusión de que somos unos privilegiados.
Asunto diferente sería analizar por qué tenemos tan poca delincuencia en Salamanca. En España las provincias más inseguras son Barcelona, Madrid y casi todas las de la costa de Levante. Hay más delincuencia allí donde se concentra la población, sobre todo en las ciudades más grandes, más ricas y más dinámicas. Así que en la Castilla y León pobre y despoblada, como en Galicia, Castilla-La Mancha o Extremadura, disfrutamos de una paz en las calles como en muy pocos lugares en el mundo.
También es cierto que como Salamanca hay otras muchas provincias muy poco pobladas, y aquí estamos por encima de la media en cuanto a seguridad. Algo tendrá que ver la buena labor de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado, que en nuestra provincia se muestran especialmente celosos en la persecución del crimen. Esta no es una buena tierra para los amigos de lo ajeno ni para los traficantes de drogas. La Policía Nacional y la Guardia Civil llevan tiempo propinando severos palos a los narcotraficantes y las detenciones y aprehensiones de alijos están a la orden del día, aunque casi siempre en modestas cantidades, porque las grandes redes del crimen no actúan por aquí.
La parte negativa del balance que explicitó ayer el teniente coronel son los accidentes de tráfico, que se han cobrado nada menos que quince vidas en lo que va de año, y que quizás tenga mucho que ver con el mal estado y la inadecuada señalización de las carreteras. El otro punto negro de este 2022 han sido sin duda los terribles incendios del verano, que también pusieron de manifiesto la mala planificación y la escasa dotación de los servicios contra incendios en Salamanca y en general en Castilla y León.
Merino acabó reconociendo el esfuerzo de los guardias en Salamanca, que va muchas veces más allá de su deber. Un esfuerzo que no está bien recompensado ni en cuanto a sueldos, que siguen estando muy por debajo de las policías autonómicas, ni en cuanto a dotaciones, que a veces provocan más pena que respeto.
La Guardia Civil de Salamanca celebró así a su Patrona con emoción y orgullo, y dentro de la normalidad que no se vivió en los puntos ‘calientes’ de la fiesta nacional, a no ser que consideremos ya normales los desplantes y el desprecio del Gobierno por España y por su máxima representación, el rey.
Pedro Sánchez lo volvió a hacer. Para evitar como fuera que el público le recibiera ayer con abucheos, humilló a Felipe VI saltándose el protocolo, llegando más tarde que su majestad y haciéndole esperar dentro del vehículo oficial. No era la primera vez ni será la última. Al poco de llegar a la presidencia del Gobierno, en la misma fiesta nacional del 12 de octubre de 2018, Su Sanchidad y su esposa se colocaron junto a los reyes como si formaran parte de la familia real y casi hubo que sacarlos a empujones.
Sánchez odia al rey porque todos sus compañeros de gobierno le odian, desde los comunistas bolivarianos a los proetarras, pasando por los golpistas y separatistas catalanes. Comparte, o al menos consiente, su proyecto de romper España, y eso incluye despreciar y humillar a la monarquía.
Contra ese proyecto nefasto solo queda votar cuanto toque. Y por el camino, siempre nos quedará la Guardia Civil.
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