Mucho bombo y poca chicha
Con las ayudas de la Junta ya se sabe: mucha alharaca, mucho bombo y poca chicha. El presidente del Gobierno regional alardeó de que subía ... a cuatro veces el IPREM el umbral para la subvención con destino al pago de la hipoteca y por un momento parecía que la mayor parte de los castellanos y leoneses que cobran menos de 35.000 euros iban a ser agraciados con el donativo del Ejecutivo regional. Pero la cruda realidad es muy otra. Resulta que la medida apenas va a afectar a un millar de familias, es decir, a una de cada cien.
Ocurre demasiado a menudo con las convocatorias de subvenciones realizadas por la Junta. Vienen envueltas en papel de regalo, parecen una verdadera bicoca, pero cuando se desenvuelve el paquete, resulta que tienen más truco que las cartas del mago Tamariz.
Para conseguir que el Gobierno regional te pague una parte de la hipoteca no solo tienes que ganar menos de 35.000 euros anuales entre todos los miembros de la familia, es que hay que demostrarle a la Administración que no llegas a final de mes. Y eso supone desnudar las cuentas de ingresos y gastos al nivel más íntimo. Vamos, que es más fácil rellenar la declaración de la renta y conseguir el ingreso mínimo vital que concursar a la ayuda anunciada por Alfonso Fernández Mañueco.
Al presidente de la Junta se le olvidó decir que los 6 millones destinados a la ayuda para la hipoteca están destinados a los pobres de solemnidad. Es decir, a las mil familias más achuchadas de Castilla y León que han conseguido un crédito para comprarse un piso, que podrían ser alrededor de cien en Salamanca.
Mañueco y quienes le acompañan en el Ejecutivo autonómico hacen lo que buenamente pueden, que es poco, y harían mejor en reconocerlo que ir por ahí vendiendo humo, porque del humo no se vive.
Mañueco debería aprender de Pedro Sánchez. Si se trata de comprar votos y voluntades, hay que hacerlo a lo grande. Si tienes en nómina más de tres millones de funcionarios, basta con subirles el sueldo un diez por ciento en tres años para tenerles de tu parte. Y si hablamos de los diez millones de pensionistas, no se puede escatimar en actualizaciones: un 8,5% más para todos y ya se acordarán de quién cuida de ellos cuanto llegue la hora de acudir a las urnas.
Por si alguno queda por ahí que no sea ni funcionario ni pensionista (alguno habrá) dedicas unos cuantos miles de millones de euros a pagarles el tren o a subirles el ingreso mínimo vital, el bono social térmico o el cheque-crianza, que ahí no hace falta papeleo y las ayudas son un coladero.
El pobre Mañueco, presidente de una pobre Comunidad, anda haciendo malabarismos con los 13.000 millones de euros de su presupuesto, que se le va todo en pagar a sanitarios, docentes y demás funcionarios, mientras que Sánchez dispone de 267.000 millones para dar y regalar. Nunca antes un presidente del Gobierno de España había tenido tanto dinero para gastar y nunca antes habíamos tenido un presidente del Gobierno con tanta afición al gasto y a la subvención. Para seguir con los récords, digamos también que nunca antes ningún gobierno había expoliado a los sufridos contribuyentes con la saña y la eficacia del actual Ejecutivo sanchista-comunista.
La consecuencia es que, mientras Mañueco mantiene su perfil austero, Sánchez está endeudando a los españoles para tres o cuatro generaciones y, salvo milagro, dejará al país al borde de la quiebra. La otra diferencia es que Mañueco no tendrá que enfrentarse a las urnas el año que viene y Sánchez sí. Ya veremos quién acaba pagando la fiesta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión