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Más allá del metaverso

Lunes, 19 de septiembre 2022, 05:00

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Por circunstancias de la vida, pude disfrutar de un rato agradable para presentar en Madrid una guía para periodistas con la que poder mejorar la información sobre adicciones. La presentación tuvo lugar en la sede de Meta España (Facebook) Zona Meta. Toda una experiencia que esperamos alcance, en la medida de lo posible, los objetivos deseados, pensando sobre todo en las personas que sufren directa o indirectamente las consecuencias de una vida sumergida en el mundo de las adicciones.

La estancia en dicho lugar me regaló la oportunidad de contactar con ese mundo increíble pero cierto, o no tanto, del metaverso. Algo digno de análisis, de reflexión y que, ciertamente, habrá que valorar en profundidad a medida que pase el tiempo y se convierta en una realidad más allá de lo virtual. Cuando uno, a través de un dispositivo tan sencillo, se sumerge en un mar de tan amplias sensaciones siente un vértigo tremendo.

No lo digo solo por el salto virtual en paracaídas o el paseo por el interior del famoso cuadro del dormitorio de Arlés, donde pasaba sus días y noches Vicent Van Gogh. El vértigo me viene al pensar en cómo educar para el uso y disfrute de algo tan maravilloso sin convertirlo en una adicción más. El vértigo me viene dado por cómo este sistema nos permite interactuar de una manera tan intensa, cómo nos permite desplazarnos en el tiempo y el espacio, cómo nos puede llenar y ocupar tanto, y al mismo tiempo nos puede vaciar del encuentro sencillo, natural, real y auténtico con quien está a nuestro lado. O lo que es peor, el riesgo de entrar en tal estado de aislamiento que prescindamos totalmente del otro, salvo en la realidad virtual. Sin duda alguna, ese dispositivo, así como el de unas maravillosas gafas con las que podía escuchar la radio, utilizarlas como teléfono y al mismo tiempo hacer fotos o grabar un vídeo, no dejan de ser algo sorprendente, digno de valorar y aprovechar para mejorar nuestra calidad de vida. Ahora bien, ¿no iremos demasiado deprisa?¿seremos capaces de digerir todo esto sin indigestarnos? Me temo que es necesario que todo este tipo de dispositivos vayan provistos de un manual educativo de uso y disfrute de los mismos, evitando en lo posible daños a la persona y a los prójimos correspondientes.

Da vértigo pensar que el mal uso de esos dispositivos pueda llevarnos a la deshumanización. Da vértigo pensar que el mal uso de la educación nos pueda llevar a no aprovechar esos dispositivos de manera adecuada. Sea como sea, la realidad de momento supera la ficción. Y cuando ves que alguien entra a robar en la casa de las ucranianas que vienen huyendo de la guerra, te das cuenta que estamos más allá del metaverso. La miseria humana va muy por delante. De nuevo el vértigo te invade, mientras agarras al ladrón esperando la llegada de la policía. Entonces te das cuenta, de nuevo, que el problema no está en el dispositivo de turno si no en la cabeza y el corazón de cada uno. El mal uso de ambos, eso da vértigo.

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