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Lunes de incienso, de pies fríos, de merienda de tortilla, de mirada llorosa, de cornetas y tambores, de bolsa de pipas ... y de investidura. La política en Castilla y León ha tomado una deriva tan caprichosa que las Cortes van a vivir su particular Semana de Pasión y este Lunes Santo quedará marcado como el día en que PP y VOX sellaron su Encuentro para que Alfonso Fernández Mañueco siga como presidente de la Junta. Solo el Viernes de Dolores, por razones obvias, se antojaba como fecha con más morbo dialéctico para ir cerrando el capítulo más reciente de la política regional, pero sería darle un argumento de legislatura a toda la oposición, que ya está preparando los juegos de palabras con los que salpicar su discurso, empezando con el recurso de la penitencia y terminando con las consabidas referencias a Poncio Pilatos. Los más dados al símil, Igea y Fernández, ya se están frotando las manos.

Hay procesión el lunes en las Cortes y alguno se presentará con espigas de palmas o esquirlas de almendras garrapiñadas en la corbata, aroma a laurel, marcando el compás de una marcha militar que resonará en mil rincones y con el caperuzo a medio poner o quitar. Quizá alguien se arranque con una saeta, más bien una salve, para poner banda sonora a la sesión más iconoclasta de la historia de la cámara regional. No faltará ni el jinete a caballo, aunque no lleve lanza ni responda al nombre de Longinos. Habrá quién niegue tres veces y no se descarta que circule alguna bolsa con monedas de plata. La historia se repite tantas veces.

Y de nuevo, empeñados en un devenir a contracorriente, mientras el resto del mundo cambia el ritmo doméstico para acompasarse con otra rutina más amable, la política acelera porque tiene que recuperar el terreno perdido en todo este tiempo. Con el tan ‘ansiado’ documento del acuerdo de Partido Popular y VOX en las manos, la sensación que da es que no hacía falta tanto viaje para llegar casi al mismo sitio, pero es verdad que deja puertas abiertas a todas las estancias del gobierno regional, aparcando por ahora los matices, que será donde sepamos hasta qué punto los populares van a moldear, estirando o encogiendo, sus principios.

Por ahora, además de despejar la quiniela de los consejeros y buscar acomodo a los que se queden fuera del juego de las sillas, este ejecutivo tiene la urgente tarea de acelerar la administración y capear la complicada situación en la que nos ha colocado la inflación, la crisis de abastecimiento y la guerra de Ucrania. De entrada, sería imperdonable que Castilla y León no aproveche todos los recursos que pueden llegar de Europa y que servirán de palanca para activar y modernizar la economía doméstica. Otros sí se subirán a ese tren y puede que no pase nunca más. La Semana Santa llena cajas de bares, hoteles y restaurantes, pero hace falta más, por mucho que sea Lunes de Investidura.

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